Cuando Jesús se encontró con la mujer
samaritana, junto al pozo de Samaría (Juan 4), le hizo descubrir que
para adorar a Dios no importan tanto los lugares, sino dejarse motivar
por el Espíritu Santo. Lo importante es el encuentro con Dios que se
realiza en el corazón por el impulso del Espíritu divino. Ella debía
encontrarse con el Dios vivo que venía a salvarla y a saciar su sed más
profunda. Por eso Jesús le dijo que hay que adorar a Dios "en Espíritu y
en verdad".
Adorarlo "en Espíritu" no se refiere a una adoración
meramente interior, sin signos externos, sino a una adoración que brota
de un corazón dócil al Espíritu Santo, ese Espíritu que nos impulsa a
clamar "Padre" (Romanos 8,15).
Adorar a Dios "en verdad"
significa adorar al verdadero Dios, que es el Padre amante y
misericordioso que nos ha revelado Jesucristo.
Pidamos a Jesús que derrame en nosotros el agua viva de su Espíritu Santo, para que aprendamos a adorar:
"Señor,
habla a mi corazón, siéntate junto a mi pozo y sedúceme con tu Palabra.
Derrama en mí la vida del Espíritu Santo. Porque tengo sed de ti Señor,
y sólo tu agua viva puede saciar el intenso anhelo que hay en mi
interior. Dame a beber de ti, para que nunca más tenga sed."
Cristo Jesus; Señor nuestro, Dios nuestro
ResponderBorrarA travez de tu Espiritu Santo , motiva e impulsa nuestro ser para que se lleve a cabo en nuestro corazón un verdadero encuentro contigo Señor , para así calmar nuestra sed más profunda dándonos de beber de tu agua viva
Y Danos un corazón dócil que se deje guiar por Tí , para aprender a adorar a Dios en espíritu y en verdad
Calma nuestra sed Señor y danos a beber de tu agua viva