El Espíritu Santo nos lleva a adorar al
Padre Dios, y le ofende que adoremos las cosas del mundo. Pero sobre
todo le ofende que estemos demasiado pendientes de nosotros mismos, como
si fuéramos dioses.
Para no sufrir tanto, y para que mis
errores y caídas no me paralicen, tengo que reconocer algo: que yo no
soy Dios. Para eso, lo mejor es adorar a Dios, el único que merece ser
adorado. Yo no puedo pretender la adoración de los demás, ni pretender
adorarme a mí mismo. Sólo él es el Absoluto, sin manchas ni
imperfecciones. Todos los seres creados de este mundo somos limitados, y
es inevitable que cometamos errores. Y aunque no los cometamos, es
imposible que todos estén conformes con nuestra forma de ser y de
actuar.
Hay muchas cosas que no sabemos, y no
podemos medir todas las consecuencias de todos nuestros actos y
palabras. Ignoramos todo lo que hay en el corazón de los demás, no
podemos enterarnos de todo, y ni siquiera nos conocemos bien a nosotros
mismos. Nuestra forma de ser necesariamente tiene límites. Por lo tanto,
reconozcamos que no somos dioses, ni podemos serlo. Nuestras
capacidades son tremendamente limitadas. Hay que aceptar esto con
serenidad y realismo, y destruir el falso ideal de ser absolutamente
perfectos.
Es bueno detenerse algunas veces a
pedirle al Espíritu Santo esa sencillez que nos ayuda a aceptar nuestros
límites con serenidad. Sólo así podemos tratar de mejorar, pero sin
obsesionarnos ni entristecernos demasiado por nuestras debilidades.
Los errores pueden darnos la gran
sabiduría de la humildad, la bella virtud de la misericordia, la serena
paciencia con los errores ajenos, la capacidad de depender de Dios con
sencillez, etc.
Así tenemos que amarnos, como somos:
como seres limitados llamados a un permanente crecimiento. Somos una
mezcla, una combinación de cosas buenas, de errores y de nuevas
posibilidades de cambio. Tenemos que aceptar y amar esa combinación que
nos proyecta hacia un futuro mejor.
Amen!
ResponderBorrarAleluya Aleluya
BorrarEspíritu Santo llevanos a construir un cambio a pesar de nuestros errores.
ResponderBorrarAdorado Abba, Jesucristo y Espíritu Santo!!! Yo sé que ustedes lo son todo por favor perdonen mis ofensas y corrijánme con cariño. Yo no soy Dios para juzgar a nadie, lean mi corazón y sepan lo que hay en mi y denme fuerzas en la lucha, humildad y sabiduría. Amén y gracias Ven siempre adorado Espíritu Santo y llénsme de ti para que a travéz de tu pureza no lastime los senrimientos de otros.
ResponderBorrarEspíritu santo, ayúdame a seguir adelante, dame fuerzas para soportar el dolor que lleva mi alma
ResponderBorrarEspíritu santo, ayúdame a seguir adelante, dame fuerzas para soportar el dolor que lleva mi alma
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