lunes, 25 de junio de 2018

25 de Junio

El Espíritu Santo nos invita permanentemente a la conversión. Porque la conversión no es sólo un gran cambio que sucedió alguna vez en el pasado, cuando decidimos seguir a Jesucristo. La conversión es cosa de todos los días. Nuestra mentalidad y nuestro corazón deben ser cambiados de modo permanente.

Cuando nos descuidamos, se nos mete adentro algún criterio equivocado, o volvemos a optar por el egoísmo, o perdemos un poco de la alegría o de la generosidad que teníamos. Entonces, hay que volver a convertirse, hay que volver a escuchar el Evangelio y dejarse interpelar por el Espíritu.

La conversión también es una especie de ablandamiento, o de descongelamiento. Porque cuando nos descuidamos, el corazón se nos pone duro y frió. Cuando no sanamos a tiempo las malas experiencias que tenemos cada día, nuestros rencores, tristezas, sentimientos de culpa y desilusiones, endurecen el corazón como una piedra, o lo enfrían y lo convierten en un pedazo de hielo, duro y frío por el dolor o por el miedo. Optamos una vez más por la comodidad y por el aislamiento; los demás dejan de ser nuestros hermanos y se convierten en enemigos o en competidores.

Entonces hay que rogarle al Espíritu Santo que venga como fuego ardiente para ablandar de nuevo el corazón endurecido, para derretir ese hielo y convertirlo en un arroyo alegre, feliz y compasivo. Quizás en este preciso momento tengas que convertirte, renunciar a un mal sentimiento que te está enfriando, y rogarle al Espíritu Santo que vuelva a ablandar tu corazón.

4 comentarios:

  1. Adorado ES, bendito seas y gracias por un día más de vida y por todo lo que me das! En el nombre de NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO TE PIDO QUE ME LLENES DE TI. AMÉN Y GRACIAS. TE ADORO ABBA

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  2. Ven Espíritu Santo llena los Corazones de tus fieles y enciendenos el Fuego de tu Amor...

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  3. VEN ESPIRITU DE DIOS...VEN A MI VIDA....ENSEÑAME A SERVIR...

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  4. Ven Espíritu Santo!! Convierte nuestro corazón de piedra en un corazón de carne, que ame a nuestro prójimo sin medida. Amén

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