jueves, 4 de octubre de 2018

04 de Octubre

Digamos una vez más que los santos son una alabanza al Espíritu Santo, porque nadie puede ser santo sin la gracia del Espíritu. Él, con su gracia, nos hace parecidos a Jesús. Eso está muy claro en San Francisco de Asís, a quien recordamos hoy.

El pobre de Asís es uno de los santos que mejor reflejan la pobreza, la alegría y el amor fraterno de Jesús. Pero la hermosura de su corazón podría expresarse sintéticamente como apertura. Todo lo existente era objeto de su amor, de su admiración o de su compasión fraterna, y por eso le cantaba a Dios por la "hermana luna", el "hermano fuego", la "hermana hierba". Así vemos cómo el Espíritu Santo no nos encierra en nosotros mismos, sino que nos pone en comunión fraterna con la realidad.

Su corazón pacificado no se resistía ni se llenaba de tensiones ante las contrariedades de la vida o de la naturaleza, sino que reaccionaba con un espíritu de feliz aceptación. Eso lo convertía en un modelo de permanente alegría.

Su mirada de amor cautivaba y exhortaba a vivir de otra manera. No necesitaba insistir ni presionar a los demás para obtener una respuesta generosa. Servía con sencillez el banquete del Evangelio que atrae por sí mismo, por su propia hermosura. Movido por el Espíritu Santo, Francisco salía permanentemente de sí mismo para adorar, para reconocer la belleza de las cosas, para servir con humildad a quien lo necesitara, para perdonar a quien lo ofendía. Su pequeña existencia, por estar completamente apoyada en el "altísimo y buen Señor", era una inestimable combinación de ternura y de vigor.

Su mensaje y la belleza de su testimonio provocaban conversión y reconciliación fraterna por donde pasaba. El beso que dio a un leproso refleja su capacidad de mirar a los demás con la mirada de Dios. Y el Espíritu Santo lo identificó tanto con Cristo, que le regaló las llagas que recibió en las manos, en el maravilloso encuentro con Jesús que vivió en el monte Alvernia. Es bello dejarse transformar por el Espíritu Santo de esa manera, porque mientras más nos parecemos a Jesús, más alegría podemos experimentar en la vida. Invoquemos al Espíritu Santo para que podamos vivir esa transformación.

10 comentarios:

  1. " Francisco salía permanentemente de sí mismo para adorar, para reconocer la belleza de las cosas, para servir con humildad a quien lo necesitara, para perdonar a quien lo ofendía. "

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  2. Ven Espíritu Santo para que podamos vivír una transformación de alegría y agradecimiento.

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  3. Espíritu Santo gracias por tanto amor, te pido ilumines a mis hermanos que hambre, soledad, adciclones, cárcel, percepción .

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  4. Señor ayudame a parecerme mas a Jesús...

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  5. Señor con tu Santo espíritu, protéjeme, no me dejes caer, llévame de la mano con Jesús. Aumenta cada día más mi Fe.

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  6. La alegría de vivir está en seguir los pasos del Espíritu. Espíritu Santo llename de Ti.

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  7. Espíritu Santo,ayúdame a vivir una vida simple y sencilla,por sobre todo con tigo Señor y Madre Santísima,dame la gracia en esto nuevo de de sentir Tú presencia,dame paciencia,tolerancia,aceptación,entendimiento,humildad,perdón para vivir en paz.

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  8. Amén, gracias Señor por tanto amor sin ser correspondido, por la pureza de tu gracias, y por los Dones espirituales que ha regalado a los que creen en ti como San Francisco.. gracias Señor!!

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  9. Espiritu Santo llenanos de Tu Paz, unenos como familia una vez mas y para siempre..

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