domingo, 19 de mayo de 2024

19 de mayo



Te propongo que hagas esta oración, que es parte de una antigua plegaria de la Iglesia, que se reza en todo el mundo el domingo de Pentecostés, y que en los próximos días vayamos meditando y haciendo oración cada una de sus partes:

"Ven, Espíritu Santo, 
y envía desde el cielo, 
un rayo de tu luz. 
Ven, padre de los pobres, 
ven a darnos tus dones, 
ven a darnos tu luz. 
Consolador, 
lleno de bondad, 
dulce huésped del alma. 
Penetra con tu santa luz 
en lo más íntimo 
del corazón de tus fieles. 
Sin tu ayuda divina 
no hay nada en el hombre, 
nada que sea inocente. 
Lava nuestras manchas, 
riega nuestra aridez, 
cura nuestras heridas
."

Fragmentos de la Secuencia de Pentecostés


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

https://www.instagram.com/reel/C7KhZ0jPmVF/?igsh=MTkzcGQ3M21lY29pcA==

https://www.facebook.com/100064745704646/posts/pfbid024qvqAkoEGvNWsc3NWubd8EHMiibbvgiGkk1vkDdgKmafK7XgJFWWAyAJr6DtrtSGl/

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#CincoMinutos #EspírituSanto #VíctorManuelFernández #Claretiana

4 comentarios:

  1. Ven, Espíritu Santo y envía desde el cielo tu luz para iluminarme. Ven, dulce huésped del alma,a habitar en mi corazón.
    Quédate conmigo y mi familia.
    Gracias ❣️
    Amén 🙏

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  2. 20 de Mayo

    Ahora te invito a meditar parte por parte, durante varios días, algunos trozos de la hermosa secuencia de Pentecostés, que comienza diciendo: «Ven Espíritu Santo, y envía desde el cielo un rayo de tu luz».

    Cuando le pedimos que envíe su luz desde el cielo, esto no significa que él esté allá arriba, lejos de nosotros que estamos aquí abajo.

    Siempre imaginamos al Espíritu Santo llegando desde arriba, y levantamos nuestras manos a lo alto para invocarlo. Pero en realidad él ya está en nosotros, más cerca que nadie. Lo que hace falta es que nos transforme con esa presencia.

    Sin embargo, nosotros miramos hacia el cielo, como si fuera a descender desde allí. Eso en realidad es un símbolo que nos recuerda que él nos supera, que está por encima de todo, que es Dios. Así como el cielo está por encima de nosotros y no podemos abarcarlo, eso vale con más razón para el Espíritu Santo, que es Dios. Nosotros no podemos pretender que ya lo conocemos, que lo podemos dominar, que lo podemos apresar y tenerlo bajo nuestro dominio. Aunque él habita en nosotros, al mismo tiempo nos supera, nos trasciende infinitamente. Si no podemos abarcar el cielo infinito, menos podremos abarcarlo a él. Por eso miramos hacia lo alto invocándolo, y por eso le pedimos que envíe desde el cielo un rayo de su luz.

    Amén.

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