sábado, 24 de junio de 2023

24 de junio


Hoy celebramos el nacimiento de Juan Bautista. En el Evangelio de San Lucas podemos ver cómo el Espíritu Santo obró en San Juan Bautista. Él lo fue preparando progresivamente para su misión. 

Su fortalecimiento se manifestará en el coraje de su predicación, que lo llevó a la muerte. Y su vida en el desierto muestra cómo toda su existencia estuvo siempre completamente orientada a Dios. Juan quiso ser siempre sólo de Dios, y el desierto era el símbolo de esa consagración. Alguien que fue consagrado ya en el seno de su madre por la acción del Espíritu (Lucas 1,15; 1,41) no podía resistir el deseo de entregarse por entero.

Del desierto sale Juan el Bautista; allí había vivido su total entrega a Dios, y allí el Espíritu Santo lo fue preparando. El desierto en la Biblia es el lugar del encuentro con el Espíritu, porque no hay otras cosas que puedan distraer o encantar al hombre, y entonces allí puede escucharse la voz del Señor que habla al corazón. De hecho, el profeta Oseas presenta al desierto como el lugar de la seducción divina, donde Dios lleva a su pueblo para encontrarse con él a solas y así cautivarle el corazón (Oseas 2,16).

En el desierto Juan había estado atento al Espíritu Santo, se había alimentado y enriquecido en el encuentro con él, había bebido palabras de sabiduría. Por eso, al salir del desierto podía comunicar lo que había recibido, el anuncio de la salvación. Juan salió del desierto y entregó la vida preparando el camino a Jesús. Esto sólo es posible por la acción del Espíritu.

Por eso, en realidad, solamente la acción de la gracia puede sanar nuestro escepticismo y nuestro desaliento enfermizo, entrando en lo profundo de nuestras motivaciones y de nuestras energías, para que podamos cumplir la misión que se nos ha confiado hasta dejar la vida en esa entrega. De ahí que sea necesario invocar cada día la acción del Espíritu para que nos fortalezca interiormente, para que nos regale una vez más la energía, el arrojo, la alegría inagotable de cumplir lo que Dios en su amor nos ha encomendado.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

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9 comentarios:

  1. Hoy le pediremos al Espíritu Santo que nos ayude a invocarle cada día, para que nos fortalezca interiormente, para que nos regale una vez más la energía, el arrojo, la alegría inagotable de cumplir lo que Dios en su amor nos ha encomendado.

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  2. Ven, Espíritu Santo. Ayúdame cada día a fortalecer interiormente regalando me la energía para para cumplir con alegría la misión que Dios me encomendó en la vida.
    No permitas que me ponga triste. Quiero vivir contigo.
    Gracias 🙏
    Gracias 🙏
    Gracias 🙏
    Amén 🙏

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  3. El Espíritu Santo nos invita permanentemente a la conversión. Porque la conversión no es sólo un gran cambio que sucedió alguna vez en el pasado, cuando decidimos seguir a Jesucristo. La conversión es cosa de todos los días. Nuestra mentalidad y nuestro corazón deben ser cambiados permanentemente.

    Cuando nos descuidamos, se nos mete adentro algún criterio equivocado, o volvemos a optar por el egoísmo, o perdemos un poco de la alegría o de la generosidad que teníamos. Entonces, hay que volver a convertirse, hay que volver a escuchar el Evangelio y dejarse interpelar por el Espíritu.

    La conversión también es una especie de “ablandamiento”, o de “descongelamiento”. Porque cuando nos descuidamos, el corazón se nos pone duro y frío. Cuando no sanamos a tiempo las malas experiencias que tenemos cada día, nuestros rencores, tristezas, sentimientos de culpa y desilusiones, endurecen el corazón como una piedra, o lo enfrían y lo convierten en un pedazo de hielo, duro y frío por el dolor o por el miedo. Optamos una vez más por la comodidad y por el aislamiento; los demás dejan de ser nuestros hermanos y se convierten en enemigos o en competidores.

    Entonces hay que rogarle al Espíritu Santo que venga como fuego ardiente para ablandar de nuevo el corazón endurecido, para derretir ese hielo y convertirlo en un arroyo alegre, feliz y compasivo.

    Quizás en este preciso momento tengas que convertirte, renunciar a un mal sentimiento que te está enfriando, y rogarle al Espíritu Santo que vuelva a “ablandar” tu corazón.

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  4. Los Cinco Minutos del Espíritu Santo

    Domingo, 25 de Junio de 2023

    El Espíritu Santo nos invita permanentemente a la conversión. Porque la conversión no es sólo un gran cambio que sucedió alguna vez en el pasado, cuando decidimos seguir a Jesucristo. La conversión es cosa de todos los días. Nuestra mentalidad y nuestro corazón deben ser cambiados de modo permanente.

    Cuando nos descuidamos, se nos mete adentro algún criterio equivocado, o volvemos a optar por el egoísmo, o perdemos un poco de la alegría o de la generosidad que teníamos. Entonces, hay que volver a convertirse, hay que volver a escuchar el Evangelio y dejarse interpelar por el Espíritu.

    La conversión también es una especie de ablandamiento, o de descongelamiento. Porque cuando nos descuidamos, el corazón se nos pone duro y frío. Cuando no sanamos a tiempo las malas experiencias que tenemos cada día, nuestros rencores, tristezas, sentimientos de culpa y desilusiones, endurecen el corazón como una piedra, o lo enfrían y lo convierten en un pedazo de hielo, duro y frío por el dolor o por el miedo. Optamos una vez más por la comodidad y por el aislamiento; los demás dejan de ser nuestros hermanos y se convierten en enemigos o en competidores.

    Entonces hay que rogarle al Espíritu Santo que venga como fuego ardiente para ablandar de nuevo el corazón endurecido, para derretir ese hielo y convertirlo en un arroyo alegre, feliz y compasivo. Quizás en este preciso momento tengas que convertirte, renunciar a un mal sentimiento que te está enfriando, y rogarle al Espíritu Santo que vuelva a ablandar tu corazón.

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  5. Hoy le pediremos al Espíritu Santo que nos ayude a convertirnos, a renunciar a los malos sentimientos que nos esten enfriando, y le rogaremos que vuelva a ablandar nuestro corazón.

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  6. Soy Ana y quiero darte las gracias 🙏🙏💖💖

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  7. Ablanda mi corazón, Espíritu Santo.
    No permitas que me aleje de ti.
    Déjame ver que me aparto de tí por las personas que me lastiman.
    No quiero éso.
    Ayúdame a controlar mis reacciones.
    Gracias 🙏
    Gracias 🙏
    Gracias 🙏
    Amén 🙏

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  8. Ven Espíritu Santo y ablanda mi corazón para ser capaz de perdonar todas las humillaciones que reciba. Ayudame Espíritu bueno

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  9. Ven ESPIRITU SANTO DAME FUERZAS PARA PODER SEGUIR ADELANTE AMEN

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