jueves, 22 de junio de 2023

23 de junio


Cuando Jesús se encontró con la mujer samaritana, junto al pozo de Samaría (Juan 4), le hizo descubrir que para adorar a Dios no importan tanto los lugares, sino dejarse motivar por el Espíritu Santo. Lo importante es el encuentro con Dios que se realiza en el corazón por el impulso del Espíritu divino. Ella debía encontrarse con el Dios vivo que venía a salvarla y a saciar su sed más profunda. Por eso Jesús le dijo que hay que adorar a Dios "en Espíritu y en verdad".
 
Adorarlo "en Espíritu" no se refiere a una adoración meramente interior, sin signos externos, sino a una adoración que brota de un corazón dócil al Espíritu Santo, ese Espíritu que nos impulsa a clamar "Padre" (Romanos 8,15). 

Adorar a Dios "en verdad" significa adorar al verdadero Dios, que es el Padre amante y misericordioso que nos ha revelado Jesucristo. 
Pidamos a Jesús que derrame en nosotros el agua viva de su Espíritu Santo, para que aprendamos a adorar: 

"Señor, habla a mi corazón, siéntate junto a mi pozo y sedúceme con tu Palabra. Derrama en mí la vida del Espíritu Santo. Porque tengo sed de ti Señor, y sólo tu agua viva puede saciar el intenso anhelo que hay en mi interior. Dame a beber de ti, para que nunca más tenga sed."


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

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8 comentarios:

  1. Espíritu Santo en tu mano están mis hijos y mis nietos necesita que los cubra con tu manto santo míralo con compcion alludalo Señor....

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  2. Hoy le pediremos al Espíritu Santo que derrame en nosotros un agua viva para que aprendamos a adorar al verdadero Dios, y también le pediremos que hable a nuestro corazón, que se siente junto a nuestro pozo y nos sedúzca con su Palabra.

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  3. Quiero dar las gracias por todo... Por hacerme participe de quererte y por estar siempre 💖

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  4. Señor, habla a mi corazón,
    siéntate junto a mi pozo y seduceme con tu palabra.
    Derrama en mí, la vida del Espíritu Santo. Porque tengo sed de tí, Señor, y sólo tu agua viva puede saciar el intenso anhelo que hay en mi interior. Dame de beber de tí para que nunca más tenga sed.
    Te necesito, Espíritu Santo.
    Gracias 🙏
    Gracias 🙏
    Gracias 🙏
    Amén 🙏

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  5. Hoy doy gracias por todo lo que tengo, y sobre todo por mi salud gracias, gracias, gracias 🙏

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  6. Gracias Señor Espíritu Santo Amén.

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  7. Espíritu Santo ven: dame de esa agua viva para que nunca jamás tenga más sed. Para que amandote y llevándote en mi corazón, nunca jamás tendré sed ni estaré sola porque tú estás conmigo y no me desampare nunca jamás. Porque tú eres la fuente de mi agua viva, que necesitamos todo ser viviente. Gracias Espíritu Santo por el Don de tú Espíritu

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  8. Hoy celebramos el nacimiento de Juan Bautista. En el Evangelio de San Lucas podemos ver cómo el Espíritu Santo obró en San Juan Bautista. Él lo fue preparando progresivamente para su misión.

    Su fortalecimiento se manifestará en el coraje de su predicación, que lo llevó a la muerte. Y su vida en el desierto muestra cómo toda su existencia estuvo siempre completamente orientada a Dios. Juan quiso ser siempre sólo de Dios, y el desierto era el símbolo de esa consagración. Alguien que fue consagrado ya en el seno de su madre por la acción del Espíritu (Lucas 1,15; 1,41) no podía resistir el deseo de entregarse por entero.

    Del desierto sale Juan el Bautista; allí había vivido su total entrega a Dios, y allí el Espíritu Santo lo fue preparando. El desierto en la Biblia es el lugar del encuentro con el Espíritu, porque no hay otras cosas que puedan distraer o encantar al hombre, y entonces allí puede escucharse la voz del Señor que habla al corazón. De hecho, el profeta Oseas presenta al desierto como el lugar de la seducción divina, donde Dios lleva a su pueblo para encontrarse con él a solas y así cautivarle el corazón (Oseas 2,16).

    En el desierto Juan había estado atento al Espíritu Santo, se había alimentado y enriquecido en el encuentro con él, había bebido palabras de sabiduría. Por eso, al salir del desierto podía comunicar lo que había recibido, el anuncio de la salvación. Juan salió del desierto y entregó la vida preparando el camino a Jesús. Esto sólo es posible por la acción del Espíritu.

    Por eso, en realidad, solamente la acción de la gracia puede sanar nuestro escepticismo y nuestro desaliento enfermizo, entrando en lo profundo de nuestras motivaciones y de nuestras energías, para que podamos cumplir la misión que se nos ha confiado hasta dejar la vida en esa entrega. De ahí que sea necesario invocar cada día la acción del Espíritu para que nos fortalezca interiormente, para que nos regale una vez más la energía, el arrojo, la alegría inagotable de cumplir lo que Dios en su amor nos ha encomendado.

    #VíctorManuelFernández #EditorialClaretiana

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