Hoy recordamos a San Agustín, y su conversión es un estímulo para que invoquemos al Espíritu Santo, y con su gracia tratemos de cambiar lo que haya que cambiar en nuestras vidas.
La vanidad nos lleva a pensar que somos el centro del universo y que la vida no puede privarnos de ningún placer. Esa misma vanidad nos lleva a pretender tener a Dios a nuestro servicio, nos hace incapaces de entregar la vida, y finalmente nos hace probar el sabor amargo de la propia miseria y del propio vacío. Algo de eso le sucedía a Agustín. Y cuando Agustín estaba encaminado hacia la conversión, esas viejas experiencias seguían mostrando su falso atractivo y le sugerían que era imposible vivir sin ellas:
"Lo que me retenía eran bagatelas de bagatelas, vanidades de vanidades, antiguas amigas mías que me sacudían la vestidura carnal diciéndome: '¿Así que nos vas a dejar? ¿Desde este momento te privarás de nosotras por toda la eternidad? ¿Nunca más te será lícito esto y aquello?' Y así ¡cuántas cosas no me sugerían Señor! Me sentía aún amarrado a ellas y lanzaba gemidos llenos de miseria: ¿Cuándo, cuándo acabaré de decidirme? ¿Lo voy a dejar siempre para mañana?" (Confesiones Libro VIII, Capítulos 11-12).
Sin embargo, en Agustín triunfó la potencia del Espíritu Santo. Así pudo descubrir que no era la humana debilidad la que podía triunfar, sino el amor que derrama el Espíritu en esa fragilidad. Su conversión fue una experiencia maravillosa que cambió por completo su existencia. Es más, podemos oír a este hombre que lo probó todo, lamentándose por haber desgastado su vida pasada en los vicios y vanidades mundanas. Lo escuchamos quejándose por no haberse entregado antes: "¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva! ¡Tarde te amé!" (Confesiones Libro X, Capítulo 27).
Es cierto que los condicionamientos que con frecuencia nos dominan impiden a la gracia manifestarse plenamente en todas las dimensiones de nuestra existencia. Pero el testimonio de Agustín nos muestra la eficacia de la gracia del Espíritu Santo. Esa misma eficacia puede realizarse con mayor plenitud en nuestras vidas si lo dejamos actuar, y le ofrecemos nuestra pequeña cooperación.
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Ven, Espíritu Santo. Ayúdame a cambiar ésos aspectos de mi vida en los que nesecito convertirme, como lo hiciste con San Agustín.
ResponderBorrarGracias, 🙏
Gracias, 🙏
Gracias, 🙏
Amén 🙏
Hoy, recordando a San Agustín, trataremos de abandonar nuestros malos hábitos y vanidades mundanas y pediremos la gracia para cambiar lo que haya que cambiar en nuestras vidas.
ResponderBorrarHl buen día grupooo que él Espíritu Santo esté siempre con ustedes.
ResponderBorrarNo entiendo porque tiene que ser tan extenso él Espíritu Santo, cuando necesitamos entender en la claro y conciso es lo mejor para llegar al alma y corazón todo. AMÉN
Espíritu Santo Ven porque tú eres quien lleva la paz a mi alma. Separame de todo aquello que no me haga llevar una vida ordenada y dedicada ATI Señor, ya que tú eres el bien de mi alma sin tí no somos nada,ayudame Espíritu de Dios a servirte cada día mejor, y llevarte dentro de mi alma por Cristo nuestro Señor. Amén
ResponderBorrarVen mi Espíritu de Amor y no nos dejes jamás. Amén
ResponderBorrarEspíritu Santo. Ayúdame a tener paz en mi alma y no decaer cuando me siento sin fuerzas para seguir. Amén .
ResponderBorrarAmen 🙏 Amen 🙏 Bendito sea Dios confortable Lectura de Fe De San Agustin que Dios los Bendiga 😇🔥💚❤️💜.
ResponderBorrarEspíritu de Dios, ven y todo será nuevo, vivo. Amén🙏🙏🙏
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