En algunos santos podemos reconocer de una forma especial la belleza y la alegría que puede derramar el Espíritu Santo cuando somos dóciles a su acción en nuestros corazones. Hoy recordamos a Santa Clara, la compañera de San Francisco de Asís. Ella pudo decir a Jesús como San Pedro: "Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido" (Mateo 19,27).
Cautivada por la entrega radical y feliz de San Francisco de Asís, Clara decide audazmente seguir sus pasos. En aquella época era muy difícil para una mujer tomar ese tipo de decisiones. De hecho, cuando Clara dejó su palacio fue perseguida por sus familiares. En la pequeña iglesia de Santa María de los Ángeles (la Porciúncula) se consagró a Dios; Francisco cortó sus trenzas y aceptó su compromiso a los dieciocho años. Luego su testimonio entusiasmó a su hermana Inés y a dieciséis jóvenes más con las que formó una comunidad. Alternaban la oración con el cuidado de enfermos pobres. Una de las normas de esta comunidad era vivir sólo de las limosnas; por lo tanto, una parte del día se dedicaba a pedir limosna para comer.
Para los que nos entregamos a Dios a medias, temiendo que él quiera tomarlo todo, sospechando que Dios quiere mutilarnos o quitarnos algo sin nuestro permiso, el testimonio de Clara nos muestra la alegría de quien se deja llevar por el Espíritu Santo para vivirlo todo con Jesús. Clara sabía que una vida que se construye sin el Espíritu Santo está destinada a la tristeza, al vacío y a la muerte, y que lo que se construye con él está seguro y tendrá buen fin. Sin máscaras, sin seguridades falsas, sino apoyándose sólo en el inquebrantable amor divino.
Esta mujer conjugaba en su comunidad contemplativa los ideales de pobreza, servicio al pobre y vida fraterna. El sueño comunitario del pobre de Asís se realizaba hermosamente en este grupo de mujeres pobres, en íntima comunión con Francisco y sus seguidores. En estos seres capaces de vivir una luminosa comunión fraterna, descubrimos hasta qué punto el desprendimiento de los seres queridos y de los afectos, cuando es sano y verdadero, no hace más que multiplicar los lazos del amor. Por eso el creyente no le teme a la soledad, porque el Espíritu Santo le va otorgando una firmeza afectiva que le permite tener relaciones sanas, no posesivas ni absorbentes, y eso le va ganando amistades más bellas y satisfactorias, sin angustias enfermizas. Pidamos al Espíritu Santo que nos enseñe ese modo de amar.
📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.
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Espíritu Santo fuente de luz ilumina mi hogar y así como Santa Clara llenanos de amor y caridad hacia el prójimo 🙏🏻
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarHoy le pediremos al Espíritu Santo que nos permita construir en nuestra vida unas relaciones sanas, no posesivas ni absorbentes, para ir ganando amistades más bellas y satisfactorias, sin angustias enfermizas y pidamos también que nos enseñe ese ideal modo de amar.
ResponderBorrarAnónimo no puedo enviar la. Oración. Por favor ayudame. Solo enviando los 5 minutos de hoy.
ResponderBorrarEspíritu Santo, enséñame a amar AMEN 🙏🙏🙏
ResponderBorrarEnséñame a Amar, Espíritu Santo!
ResponderBorrarGracias 🙏
Gracias 🙏
Gracias 🙏
Amén 🙏
GRACIAS
BorrarGracias Espíritu Santo, infundeme a mi y a toda la Comunidad a la que pertenezco, Obra de Jesús, ese deseo de colaborar contigo en la santificación propia y en la de todos aquellos que no se conforman con una vida mediocre y mundano. Da a nuestras obras fuerza de convicción y gracia de conversión, para que el hombre descubra en ti la verdad y belleza.
ResponderBorrarEspíritu santo fuente de luz.Iluminame
ResponderBorrarEspíritu Santo dame una nueva meditación para estar en gracias.y poder orar para aplicar el abanse ,de lo poquito que se
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