21 de febrero

"Te doy gracias, Espíritu Santo, porque tengo unamisión que cumplir en este mundo. Sé que por el solo hecho de existir en esta tierra ya estoy cumpliendo un plan tuyo, un proyecto que no alcanzo a descubrir pero que tú conoces bien. Mi sola existencia es un signo de tu amor y de tu voluntad.
Pero tú has querido que también las cosas que yo hago cada día tengan un valor profundo, en toda su simplicidad y pequeñez. Yo no soy capaz de hacerlo todo, pero lo que puedo hacer cada día es lo que tú has querido que yo le regale a esta vida. Tú, que conoces el por qué y el para qué de cada cosa, ayúdame a verlo, Espíritu Santo. Enséñame a valorarme, ayúdame a apreciar la misión que tú me has dado en este mundo, para que me alegre de estar aquí, entregado al servicio de Jesús.
Gracias por las personas que encuentro cada día, por el bien que pueda hacer y por la alegría de compartir.
¡Bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios! 
Amén."


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

https://www.instagram.com/cincominutosdelespiritusanto/

https://m.facebook.com/people/Los-cinco-minutos-del-Esp%C3%ADritu-Santo/100064745704646/

https://youtube.com/@cincominutosdelespiritusanto

👇 Consigue el libro aquí:

https://claretiana.odoo.com/r/3Ng

#CincoMinutos #EspírituSanto #VíctorManuelFernández #Claretiana

Oración de meditación inspirada en la reflexión del viernes 21 de febrero de 2025

“Espíritu Santo, te doy gracias porque mi vida tiene un propósito, porque me has puesto en este mundo con una misión única e irrepetible. Aunque a veces no comprenda el plan que tienes para mí, confío en que cada día es una oportunidad para cumplirlo.

Ayúdame a valorar cada pequeño acto, a reconocer que lo que hago con amor tiene un significado profundo. Enséñame a mirar mi vida con gratitud, a descubrir en cada jornada una ocasión para servir, para amar y para construir algo bueno.

Gracias por las personas que pones en mi camino, por los momentos de alegría y por la oportunidad de compartir. Que mi corazón nunca se canse de bendecirte y de recordar tus dones.

¡Bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios!

Amén.”