Si ya has recibido la Confirmación, sería bueno que renovaras la gracia de este Sacramento. Y si no lo has recibido, sería hermoso que lo pensaras.
El rito es muy simple. Consiste en una unción con aceite perfumado (Crisma) que hace el Obispo en la frente, diciendo las siguientes palabras: "Recibe por esta señal el Don del Espíritu Santo". Esta unción imprime como un sello permanente en el interior de la persona, y por eso sólo se recibe una vez. Pero una vez recibido, podemos invocar al Espíritu Santo, pedir perdón por nuestros pecados, alimentarnos con la lectura de la Biblia y con la Eucaristía, para que esa gracia de la Confirmación reviva y crezca cada día más, para que el Espíritu Santo pueda reformar plenamente nuestras vidas.
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