El Espíritu Santo nos ama y nos valora, y
por eso su deseo es que nosotros seamos cada vez más bellos. Él espera
que aceptemos su gracia para convertirnos en seres más completos, no
reducidos a un área de la vida, a un tipo de experiencias, a una
mentalidad determinada, a determinadas capacidades. Él quiere llevarnos a
horizontes más amplios, hasta llegar a una gran apertura del corazón.
Él
quiere desarrollar en nuestra vida todas las virtudes y dones, para que
vivamos cada vez mejor el Evangelio. En nosotros hay muchas cosas
buenas que él espera hacer crecer.
Pero sobre todo, quiere
llevarnos a imitar cada vez más a Jesús, para que reaccionemos como él
reaccionaba y vivamos como él vivía.
El Espíritu Santo quiere que
tengamos la generosidad de Jesús, la paciencia de Jesús, la entrega de
Jesús. Por supuesto, cada uno de nosotros imitará a Jesús a su modo, y
todos de diferente manera, porque el Espíritu Santo es inmensamente
creativo, y puede hacer millones de obras de arte, pero todas
diferentes. Dejemos que él, como un artesano lleno de amor, haga ese
trabajo en nuestra vida.
Dejemos que el Espíritu Santo nos lleve a imitar cada vez más a JESÚS.
ResponderBorrar