“Gloria a ti, Espíritu Santo, mi Dios
infinito y bello. Señor deslumbrante, vestido de inmensa luz. Esta
pequeña criatura quiere adorarte y reconocer tu grandeza.
Me postro ante ti Señor, y te pido que toques mi corazón, que abras mis labios y me regales el don de saber adorarte.
No
permitas, Dios mío, que me encierre en mis preocupaciones y penas, no
dejes que mi boca se llene sólo de lamentos. Ayúdame a salir de mí mismo
para alabarte a ti, que eres digno de toda alabanza, mi Dios y mi Señor
amado.
Santo eres, bendito seas, alabado y glorificado seas por tu
hermosura, por tu fuerza, por tu bondad, por tu inmensa paz. A ti sea la
gloria por siempre.
Señor, quiero entregarme a la vida, porque
también hoy estaremos juntos. Estarás conmigo, Espíritu Santo, y con tu
amistad yo puedo enfrentar todo lo que suceda. Podré ver en todo lo que
me suceda una oportunidad, un sueño, un desafío.
Escucho tu
invitación a la vida, y quiero decirte que sí, Espíritu Santo. Aunque he
vivido muchos días grises, llenos de fracaso, hoy quiero intentarlo una
vez más, para que todo lo que me suceda pueda ser transformado por tu
amistad.
Ven Espíritu Santo.
Amén.”
Ven Espíritu Santo!! Derrama tu gracia sobre nosotros para que aceptemos siempre tu santa voluntad y que nunca nos resistamos a ella. Amén.
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