lunes, 30 de abril de 2018

30 de Abril

"Ven Espíritu Santo. Ilumíname para que sepa decir las mejores palabras, esas que puedan hacer bien a los demás.
Tómame Espíritu Santo, para que a través de mis gestos se exprese el amor de Jesús y los demás puedan crecer en la amistad que les ofreces.
Dame flexibilidad y apertura, para que me adapte con sencillez a las necesidades de los otros.
Dame un oído atento, para escuchar lo que tú me digas a través de ellos.
Fecunda y reaviva los carismas que derramaste en mi vida para cumplir mi misión en el mundo.
Guíame, Espíritu Santo. No dejes que confunda el camino.
Enséñame a discernir, para que no me desgaste cuidando la apariencia o buscando fama.
No dejes que ponga mi apoyo en falsas seguridades que me alejan de ti.
Toca mi interior, Espíritu Santo, para que viva de ti, para que me deje llevar por ti donde quieras, como quieras, cuando quieras.
Para que mi camino me oriente siempre a ti, para que siempre esté contigo, para que sepa de verdad que sólo en ti está la fuente de la vida.
Gracias, Espíritu Santo, porque puedo participar en la construcción del Reino de Dios, y así puedo crecer en tu amor.

Amén."

domingo, 29 de abril de 2018

29 de Abril

Hoy contemplamos lo que hizo el Espíritu en la vida de Santa Catalina de Siena. Por una parte, en ella vemos realizada la sabiduría de los sencillos, porque Catalina era una mujer analfabeta, sin formación, que llegó a explicar misterios profundos de la vida espiritual y fue capaz de sacar de sus errores a muchos pretendidos sabios de su época. La acción del Espíritu en quien se deja enseñar por él, produce la más alta sabiduría, e infunde en los aparentemente débiles un arrojo incomprensible. La humilde e inculta Catalina era capaz de dirigirse al Papa dándole consejos y de reprochar de frente las debilidades de los obispos.
 
Además, el hombre o la mujer donde obra el Espíritu, que se deja llevar en la existencia por el impulso de vida del Espíritu Santo, pierde el temor al desgaste que pueda ocasionarle su misión; ya no le tiene miedo al paso del tiempo, a la pérdida de energías, y cada vez experimenta una seguridad mayor, prueba "gozo y paz en el Espíritu Santo" (Romanos 14,17). Por la firme vitalidad que le ha ido dando el Espíritu con el paso de los años, "en la vejez seguirá dando fruto, y estará frondoso y lleno de vida" (Salmo 92,15).
 
La vida de Dios en nosotros nos hace experimentar, cuando una parte de nosotros se va desgastando, que hay otro nivel de vida que va creciendo: "Al cansado da vigor, y al que no tiene fuerzas le acrecienta la energía" (lsaías 40,29-31).
 
Es bueno que hoy pidamos al Espíritu Santo que derrame en nosotros esa sabiduría de los humildes y esa fortaleza de los santos que se dejan conducir por él.

sábado, 28 de abril de 2018

28 de Abril

Un manco puede ser feliz sin una mano. Lo será si acepta que eso que le falta es sólo una parte, porque la vida es mucho más que eso. Si lo piensa bien, reconocerá que, si no le faltara eso, le faltaría otra cosa, porque nunca podemos tenerlo todo.
Porque nuestra vida será siempre algo limitado, pero no por eso deja de ser bella, a su manera. Que no se te escape.

Esto no significa no tener objetivos, no tratar de alcanzar cosas nuevas, o dejar de proponerse algo más. Porque eso también es parte de la felicidad. Pero siempre que uno ame y valore más lo que tiene y no tanto lo que no tiene. Porque si uno ama mucho lo que no tiene, y poco lo que sí tiene, siempre estará tristemente insatisfecho, con una especie de vacío en el corazón.

El Espíritu Santo quiere abrirnos los ojos para que aprendamos a vivir nuestra vida así como es, con sus valores y sus límites, sin estar envidiando la vida ajena y comparándonos con los demás.

Cada uno tiene que hacer su propio camino y recorrerlo con todo el corazón, porque tiene que vivir su vida, no la de los demás.

A veces hay que detenerse a mirar la propia vida bajo la luz del Espíritu Santo, hasta que podamos reconocer que también nuestra vida es bella, con todas sus imperfecciones, carencias y límites. Dejemos que el Espíritu Santo nos ayude a aceptarnos a nosotros mismos y a aceptar la vida, para emprender el viaje de cada día con un corazón abierto.
 

viernes, 27 de abril de 2018

27 de Abril

Junto con la Persona del Espíritu Santo, está la esperanza. Porque donde está presente el Espíritu Santo siempre hay un futuro posible, siempre renacen los sueños, siempre se nos abre algún camino. 

El Espíritu es como una fuerza que nos lanza hacia adelante, que no nos deja vivir sólo del pasado ni permite que nos anclemos en lo que ya hemos conseguido. 

Él impulsa, pero hace que nosotros caminemos; no nos arrastra como a muñecos, sino que nos lleva a tomar decisiones, a usar nuestros talentos, a organizamos, a trabajar juntos por un futuro mejor, a buscar la justicia y la solidaridad: 

"El Espíritu construye el reino de Dios en el curso de la historia... animando a los hombres en su corazón y haciendo germinar dentro de la vivencia humana las semillas de la salvación definitiva" (Juan Pablo II, TMA 45). 

Y aunque no podamos lograr ahora todo lo que desearíamos, sabemos que el Señor le prepara a sus amigos una felicidad que no tiene fin, allí donde rebosaremos de gozo en su presencia gloriosa (Apocalipsis 21,1-5). Hacia esa Ciudad celestial, que no podemos ni siquiera imaginar, nos quiere llevar el Espíritu Santo, y él nos hace caminar con seguridad hacia esa feliz plenitud: 

"La esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado" (Romanos 5,5).
 

jueves, 26 de abril de 2018

26 de Abril

La profundidad está en Dios, que es la perfección acabada de todo ideal humano. El Espíritu Santo es Dios, y él tiene la capacidad de tocarlo todo con su luz. Por eso puede hacernos capaces de reconocerlo también en los demás.

Si en los otros sólo vemos miseria, porque tenemos los ojos heridos, el Espíritu Santo puede manifestarse y hacernos descubrir muchas cosas preciosas que hay en los hermanos.

Con el Espíritu Santo, además, podemos liberarnos poco a poco de la superficialidad y de la incoherencia, y volvernos comprensivos, generosos, amables, sinceros, disponibles.

Su Palabra nos enseña que "quien dice que está en la luz pero no ama a su hermano, está todavía en las tinieblas" (1 Juan 2,9), y que "el que no ama permanece en la muerte" (1 Juan 3,14). Entonces, estamos descubriendo lo más importante: Si alguien quiere salir de la superficialidad y ser profundo, su camino es el amor a los hermanos.

Si yo no me encuentro con los demás, si no los amo, si no busco su felicidad, entonces nunca alcanzaré la profundidad y me engañaré a mí mismo con falsos misticismos. En cambio, si soy capaz de salir de la queja, de la crítica inútil, del egoísmo, y doy el salto del amor para encontrarme con los demás así como son, entonces se disipan las tinieblas y puedo ver con claridad. Sólo así puedo alcanzar la verdadera profundidad espiritual. Un acto de amor es lo más profundo y noble que puede vivir un ser humano.

El Espíritu Santo puede derramar ese amor en nuestros corazones y hacerlo crecer.

miércoles, 25 de abril de 2018

25 de Abril

"Aquí estoy, Espíritu Santo, 
dispuesto a ofrecerte parte de mi tiempo. 
Escuché tu llamado al servicio 
y estoy intentando seguir a Jesús 
en esta misión que me confías. 
Necesito tu compañía y 
la fuerza de tu gracia. 
Dame un profundo gusto por mis tareas, 
un intenso fervor y una profunda alegría. 
No confío en mis fuerzas 
ni en mis capacidades 
sino en tu constante ayuda. 
Pero te ofrezco todo lo que soy, 
todas mis capacidades y talentos, 
mi imaginación y mi creatividad, 
mi inteligencia y mis energías, 
mi emotividad y mi capacidad de amor.
Quiero que todo esté al servicio de tu gloria, 
para que el bien y la verdad 
puedan triunfar en esta tierra. 
Ven Espíritu Santo. 
Amén."

martes, 24 de abril de 2018

24 de Abril

Quisiéramos vivir con más profundidad, ser personas más espirituales, realmente transformados por el Espíritu Santo. Pero no vemos grandes cambios en nuestra vida.

Si nos miramos a nosotros mismos con sinceridad podremos descubrir que en nuestro interior no está la profundidad que deseamos. Allí también hay límites e incoherencias. Posiblemente encontremos mucho egoísmo allí adentro, y lo que llamamos "amor al prójimo" quizás sea sólo una necesidad de satisfacciones afectivas, quizás sea sólo una forma de egoísmo, de estar encerrados en nuestras propias necesidades y de buscar a los demás sólo para que nos hagan sentir bien. Por eso parece que ese amor se acaba cuando los demás contradicen nuestros proyectos, cuando no nos dan la razón, no nos elogian, o no dicen lo que nos interesa escuchar.

Entonces, la incoherencia y el vacío también están dentro de nosotros mismos.

Por eso, cuando buscamos la soledad y nos encontramos con nosotros mismos a veces sólo estamos escarbando en el vacío. Porque nuestra interioridad sólo tiene vida y hermosura si allí está presente el Espíritu Santo, y si nos dejamos cambiar por él.

Sin esa luz del Espíritu Santo, terminamos confundiendo a Dios con nuestros pensamientos, con nuestra confusión mental, con nuestros sentimientos tan cambiantes. Y Dios es mucho más que todo eso, mucho más.

Si queremos ser verdaderamente profundos, busquemos al Espíritu Santo.

lunes, 23 de abril de 2018

23 de Abril

Algunos dicen que el Espíritu Santo es solamente una energía. Pero nosotros creemos que la Biblia no dice eso, sino que es una Persona.

En la Biblia, Espíritu es el impulso de Dios, que interviene en el mundo y particularmente en el hombre. En ese sentido, se aplica a la actividad de las tres Personas de la Trinidad que obran unidas.

Pero hay textos donde la expresión Espíritu se refiere a alguien, indica una Persona distinta del Padre y del Hijo. Así lo vemos, por ejemplo, en el Evangelio de Juan. Allí se le da también el nombre de Paráclito, y se le llama el otro Paráclito, para distinguirlo de Cristo; y se le atribuye la misión de recordarnos lo que Cristo enseñó. Se dice, por otra parte, que el Padre lo envía. Se le menciona con el pronombre aquél, que no se utiliza para referirse sólo a una energía o a un impulso impersonal, sino para hablar de una Persona (Juan 14,26; 16,7-15).

También podríamos mencionar 1 Corintios 12,11 donde se le atribuye un poder de decisión personal: reparte los dones como él quiere. Finalmente, mencionemos Gálatas 4,6, donde se dice que el Espíritu clama "Padre", lo cual remarca que se distingue del Padre.

Sin embargo, aunque es una Persona distinta, el Espíritu no permite que nos detengamos en él, porque siempre nos orienta a Cristo, y al Padre. Lo que él nos comunica es lo que recibe de Cristo (Juan 16,14-15), y lo que nos recuerda son las enseñanzas de Cristo. Pero además, él nos hace clamar: "Padre" (Gálatas 4,6; Romanos 8,15). Él, con la seducción sublime de su gracia, hace que nos enamoremos de Cristo y que nos dejemos atraer por Dios Padre.

Pidamos al Padre Dios que derrame en nosotros ese magnífico regalo del Espíritu Santo, porque su Palabra lo ha prometido:

"Y si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan" (Lucas 11,13).
 

domingo, 22 de abril de 2018

22 de Abril

"Espíritu Santo, todo mi ser está hecho para el encuentro con los hermanos.
Has puesto dentro de mí el llamado a caminar con los demás. Por eso estoy aquí, en tu presencia, para pedirte que alimentes mi sentido comunitario.
Quiero aprender a trabajar con los demás.
Quiero evangelizar en unión con toda la Iglesia que camina.
Enséñame, Espíritu Santo, a buscar caminos de diálogo y de unidad con los demás cristianos que luchan por tu Reino. 
Que nuestra santidad sea comprometida y comunitaria, y no busquemos salvarnos solos. 
Tampoco permitas que nos encerremos en pequeños grupos que se sienten superiores.
Toca nuestros corazones y nuestra mirada para que aprendamos a abrirnos a todos, para que podamos llegar a todos. 
Y danos la sensibilidad del amor para adaptarnos a lo que ellos viven, a sus inquietudes y necesidades.
Así caminaremos con ellos para extender juntos el Reino de Dios.
Ven Espíritu Santo. 
Amén."
 

sábado, 21 de abril de 2018

21 de Abril

"Ven Espíritu Santo, ven Señor, glorioso, con una hermosura que ni siquiera se puede imaginar. No permitas que yo adore cualquier cosa de la tierra. No dejes que me llene de ansiedad detrás de las cosas de este mundo, porque ningún ser de este mundo vale tanto, nada es absoluto. 
Espíritu Santo, cura mi ansiedad con tu mirada. Tú eres armonía pura. En ti no hay aburrimiento ni ansiedad. Tú eres vida intensa y plena, pero al mismo tiempo eres una inmensa serenidad. Por eso, si tú invadieras mi vida, mi ansiedad se sanaría por completo. 
Libérame, Espíritu Santo, de todas las ataduras interiores que me llevan a la inquietud interior, al activismo enfermizo y al desorden. Dios de paz, armoniza mis pensamientos y mis energías. 
Ordena mi vida para que pueda vivir mejor en tu presencia. Sana la ansiedad que me enferma, por querer lograr la aprobación de todos.
Derrama en mí tu gracia para que pueda trabajar intensamente, pero sin ansiedades y nerviosismos. 
Ven Espíritu Santo. 
Amén."
 

viernes, 20 de abril de 2018

20 de Abril

Tenemos que decir que las tres Personas de la Trinidad habitan en nosotros porque están permanentemente dándonos la vida. Así viven en nosotros como el Creador en su criatura amada. Pero cuando estamos en gracia de Dios esa presencia es mucho más maravillosa, porque habitan en nosotros como Amigos, y todo lo bueno que podamos hacer nos va acercando cada vez más a una intimidad amorosa con Dios, a un conocimiento profundo, a la vida eterna.

Además, cuando estamos en gracia de Dios, podemos decir que de un modo especial habita en nosotros el Espíritu Santo, que es el "dulce huésped del alma". Porque cuando estamos transformados por la gracia, el Padre y el Hijo están derramando en nuestra intimidad el Espíritu Santo, que experimentamos en la vivencia del amor.

Por ejemplo, cada vez que confesamos nuestros pecados, o recibimos la Eucaristía, lo más importante que se derrama en nosotros junto con la gracia es el amor, y así, movidos por la gracia, podemos hacer actos de amor cada vez más bellos. Ese amor está particularmente unido al Espíritu Santo, y es un reflejo de lo que es el puro amor. Por eso podemos decir que el Espíritu Santo habita en nosotros de un modo especial, y que en los Sacramentos lo recibimos a él de una forma particular.

jueves, 19 de abril de 2018

19 de Abril

Cuando entre nosotros nos unimos con un amor sincero y generoso, estamos reflejando el Misterio del Espíritu Santo, que es al Amor que une al Padre y al Hijo. Recordemos que, cuando nos queremos entre nosotros, estamos haciendo una profunda experiencia de lo que es el Espíritu Santo:

"El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado" (Romanos 5,5).

Pero eso se realiza cuando nos amamos de verdad, respetando la diversidad, aceptando que los demás sean diferentes. Compartimos con ellos toda nuestra vida, pero no les exigimos que sean todos iguales.

Esa unidad en la diversidad es un reflejo del Espíritu Santo, porque él une al Padre y al Hijo, que son distintas Personas, pero que comparten todo lo que son en un amor infinito.

Cuando vivimos unidos en el amor, respetándonos y valorándonos, estamos reflejando ese Misterio infinito de las tres Personas divinas.
 

miércoles, 18 de abril de 2018

18 de Abril

Al Espíritu Santo se lo suele representar como una paloma: "Contemplé al Espíritu, que bajaba del cielo como una paloma, y se posaba sobre él" (Juan 1,32).

¿Por qué una paloma?

Podríamos pensar en su suavidad, en la blancura, en la delicadeza. También podríamos decir simplemente que viene del cielo, de la presencia de Dios. Pero en realidad, la primera vez que aparece una paloma en la Biblia es para anunciar el fin del diluvio (Génesis 8,11), para traer el gozo de la liberación y de la vida nueva.

El Espíritu Santo sólo trae buenas noticias. Es enviado por el Padre como mensajero de paz y de esperanza. Por eso, al posarse sobre Jesús, está diciendo: "Esta es la buena noticia, aquí está el Salvador; éste es el que viene a liberar, a sanar, a devolver la paz y la justicia".

Cuando el Espíritu Santo aletea y se asienta en nuestro interior, nos hace experimentar el consuelo y la esperanza, nos hace levantar los ojos, nos ilumina la mirada, nos permite descubrir que en medio de tantas miserias hay algo sobrenatural que puede cambiar las cosas. Es la paloma que trae noticias de esperanza.

martes, 17 de abril de 2018

17 de Abril

"Hoy quiero contemplarte, Espíritu Santo, junto al Padre y al Hijo, en esa Trinidad santísima. 
Dame tu gracia para reconocer tu hermosura, ese misterio profundo de Dios. 
Porque tú vives junto al Padre y al Hijo en una infinita comunicación de amor. 
Así descubro que Dios es comunidad, y que cada uno de nosotros ha sido creado según ese modelo divino.
Por eso, Señor, cuando te contemplo, reconozco que no puedo vivir solo, que en lo más profundo de mí ser está el llamado a vivir con otros, en unidad y amor. 
Puedo ver una vez más que nadie vive con dignidad si escapa de los demás, o si es excluido de la vida social.
Y así, Dios mío, contemplo tu misterio de amor y de unidad que puede sanar las divisiones, los egoísmos y el individualismo.
Tómame como instrumento de tu amor infinito, Espíritu Santo, para que pueda evangelizar sembrando comunión fraterna, justicia y solidaridad. 
Amén."

lunes, 16 de abril de 2018

16 de Abril

Nosotros somos templos del Espíritu Santo. Por eso San Pablo reprochaba con preocupación: "¿No saben que son templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?" (1 Corintios 3,16).

Muchas veces nos sentimos indignos porque dentro de nosotros habitan muchas cosas oscuras: rencores, malas intenciones, recuerdos dolorosos, egoísmos, etc. Entonces de alguna manera nos despreciamos a nosotros mismos. Sin embargo, la Palabra de Dios nos invita a reconocer nuestra dignidad, porque el mismo Espíritu Santo quiere habitar en nosotros. En realidad, él ya vive en nosotros, pero quiere penetrar más y más hasta transformar e iluminar el más escondido rincón de nuestra vida. Eso a veces nos da un poco de temor, porque no queremos ser invadidos. Sin embargo, nada malo puede hacernos el Espíritu de vida. Al contrario, donde él entra abunda la paz, la alegría, la libertad. Es bello descubrir que él mismo, el infinito, el bellísimo, el poderoso, la pura luz, quiere habitar cada vez más dentro de mí. Yo soy pequeño, soy pobre, soy limitado, pero el Espíritu divino desea habitar en mí. ¡Gracias Señor!

domingo, 15 de abril de 2018

15 de Abril

"Ven Espíritu Santo, como río de fuego, 
ven como un torbellino de luz.
Ven a derramarte 
como un manantial de vida desbordante. 
Tú conviertes mi interior 
en una pradera verde y serena 
donde habita la paz. 
Espíritu Santo, ven, 
como un impulso de viento que renueva.
Porque eres fuerza joven, 
empuje saludable de vitalidad. 
Déjame entrar en tu abismo luminoso,
y bailar de alegría, y nadar 
entre una multitud chispeante de estrellas.
Acaríciame con tu soplo cálido que es amor. 
Ven, Espíritu Santo, 
Espíritu, libertad.
Ven, no te detengas, ven..."
 

sábado, 14 de abril de 2018

14 de Abril

Podemos imaginar al Espíritu Santo como si fuera agua que se derrama, que inunda, que penetra. Jesús prometió derramar torrentes de agua viva, y dice el Evangelio que se refería al Espíritu Santo (Juan 7,37-39).

En la Biblia el agua no aparece sólo con la función de limpiar o purificar, sino sobre todo con la misión de dar vida, de regar lo que está seco para que puedan brotar las semillas, crecer las hojas verdes, producir frutos en abundancia: "A la orilla del río, en los dos lados, crecerá toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas, ni sus frutos se acabarán; darán cosecha cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario" (Ezequiel 47,12). Los profetas lo habían anunciado:

"Brotará un manantial en el templo del Señor" (Joel 4,18; Zacarías 14,8).

"Voy a derramar agua sobre la tierra seca, y torrentes en el desierto"(lsaías 44,3).

"Sacarás agua con alegría del manantial de la salvación" (lsaías 12,3).


El agua prometida es el Espíritu Santo, que brota para nosotros del costado de Jesús resucitado. Es agua para regar esa tierra reseca y agrietada de nuestra vida, para que podamos dar fruto abundante, para que nos alegremos en la cosecha.

viernes, 13 de abril de 2018

13 de Abril

"Ven Espíritu Santo. Te ruego que me enseñes a orar, que me ayudes a destruir las falsas imágenes que tengo de ti. Quiero cambiar todas las costumbres y estructuras que ya no me sirvan para encontrarme contigo. 
Que todo mi ser entre en tu presencia, que pueda adorarte con todo lo que soy y te permita entrar en todas las dimensiones de mi ser: en mi mente, en mi imaginación, en mis afectos, en mi cuerpo.
Entra también en mi vida cotidiana, para que te reconozca en medio de mis trabajos, mis relaciones, mis proyectos, mis límites, mis angustias, mis alegrías, mis sueños. Despierta en mi corazón el deseo de ti, alimenta con tu fuego las ansias de ti, el hambre de tu amor, el anhelo de tu amistad y de tu presencia. 
Atráeme, Espíritu Santo, hacia el amor sin límites, hacia ese abismo de vida que eres tú. Llévame contigo hasta las cumbres de la vida mística, para que conozca todo lo que eres capaz de hacerme probar. Dame audacia y valentía para atreverme a esa aventura, para que puedas penetrarlo todo.
Quiero entrar en tu amistad con toda mi sinceridad, para que bañes con tu luz todo lo que vivo. Toca mi interior, mi Dios, para que viva de ti, para que sepa de verdad que en ti está la fuente de la vida. 
Ven Espíritu Santo. 

Amén."

jueves, 12 de abril de 2018

12 de Abril

Pido la luz al Espíritu Santo para descubrir cuáles son mis profundas esclavitudes, qué cosas me hacen sufrir inútilmente, qué cosas me quitan la alegría de vivir, de dónde vienen las tristezas, los rencores, las insatisfacciones que llevo dentro.

Trato de enfrentar con claridad esas esclavitudes ante la mirada de Cristo, y tomo conciencia de mis planes: ¿realmente quiero liberarme de esas esclavitudes, o en el fondo prefiero seguir así?

Pido al Espíritu Santo la gracia de descubrir que él es la verdadera libertad, y me detengo a pedir con insistencia el deseo de liberarme y de recuperar el aire, el entusiasmo por vivir, las ganas de crecer y de amar, el gozo de ser amigo de Jesús.

Me imagino cómo sería mi vida cotidiana, mi trabajo, mi encuentro con los demás, si dejara que el Espíritu Santo me diera la verdadera libertad.

Trato de salir de la oración dispuesto a vivir así en cada momento.

miércoles, 11 de abril de 2018

11 de Abril

El Espíritu Santo es amor, y por eso siembra la unidad, motiva la fraternidad, impulsa al encuentro y al diálogo. Pero para aprender a dialogar es necesario ejercitar los dones que nos regala el Espíritu Santo.

Nunca perdemos el tiempo si nos detenemos a dialogar con alguien, por más superficial que nos parezca. Siempre nos ayudará a no encerrarnos en nuestras propias ideas e intereses, nos exigirá abrir la mente y el corazón. Dialogar con los demás es una gran ayuda para nuestro crecimiento espiritual, para mantenernos psicológicamente sanos, para no evadirnos de la realidad que nos supera.

Los que vivimos en el mundo estamos llamados a encontrar a Dios en el encuentro con los demás. Porque Dios habla y ofrece su amor también en medio de la gente a la cual él mismo nos envía.

El Espíritu Santo otorga permanentemente luces e impulsos en medio de una conversación; la presencia de Cristo resucitado es tan real en medio de un encuentro fraterno como en los momentos de silencio y quietud.

Pidamos al Espíritu Santo que él nos enseñe el arte de dialogar.

martes, 10 de abril de 2018

10 de Abril

"Espíritu Santo, te doy gracias por tu llamado de amor, porque me permites colaborar con tu obra y me das fuerzas para servirte. Acepto la misión que me has confiado para extender el Reino de Jesús. Quiero mirar el mundo con los ojos de Jesús, con la luz del Evangelio.
Ayúdame Espíritu Santo, a reconocer los desafíos del mundo de hoy, para que pueda ofrecer mi humilde aporte.
En un mundo que está perdiendo muchos valores preciosos, enséñame a comunicar el estilo de vida de tu Evangelio.
En un mundo donde muchos te buscan pero equivocan el camino, ayúdame a mostrar la belleza de tu Palabra con todas sus exigencias.
En un mundo donde muchos hermanos sufren injustamente la miseria y son excluidos de la vida social, transfórmame en un instrumento de solidaridad y de justicia. 
En un mundo donde crecen el individualismo, la competencia y las divisiones, conviérteme en un instrumento de diálogo, de unidad y de paz.
Ven Espíritu Santo.
Amén."

lunes, 9 de abril de 2018

09 de Abril

"Espíritu Santo, creo en ti, espero en ti, te amo. Sólo tú mereces la adoración del corazón humano y sólo ante ti debo postrarme. Sólo tú eres el Señor, glorioso, con una hermosura que ni siquiera se puede imaginar. Por eso Señor, no permitas que yo adore cualquier cosa como si fuera un dios, porque ningún ser y nada de este mundo vale tanto.
Te reconozco a ti como dueño, Señor de mi vida. No permitas que pierda la serenidad y la alegría por cosas que no valen tanto.
Sólo abandonándome a ti podré sanar mis angustias, sabiendo que nada de este mundo es absoluto.
Señor mío, dame un corazón humilde y libre, que no esté atado a las vanidades, reconocimientos, aplausos. Dame un corazón simple que sea capaz de darlo todo, pero dejándote a ti la gloria y el honor.
Dame ese desprendimiento Espíritu Santo, libérame del orgullo, para que pueda trabajar buscando tu gloria.
Ven Espíritu Santo, para que pueda proclamar a Jesús como único Señor y dueño de todas mis cosas, de todo lo que vivo, de todo lo que soy y de todo mi futuro.
Ven Espíritu Santo.
Amén."

domingo, 8 de abril de 2018

08 de Abril

Para alcanzar la verdadera libertad tengo que ser completamente sincero ante el Señor, reconocer que estoy atado a diversas esclavitudes, desenmascararlas con toda claridad, y reconocer también que todavía no estoy dispuesto a entregar esos venenos. Sólo debo comenzar pidiendo al Espíritu Santo la gracia de desear la verdadera libertad interior.

Así, poco a poco irá surgiendo el deseo profundo y sincero de entregar esas esclavitudes. Entonces el Espíritu podrá hacerme libre, para que recupere la alegría, el dinamismo, la paz. Aunque yo todavía no sepa cómo, y aunque le tenga miedo a la novedad, el Espíritu Santo se encargará de hacerme alcanzar los mejores momentos de mi vida. Porque sólo el que tiene la libertad del Espíritu puede ser auténticamente feliz.

sábado, 7 de abril de 2018

07 de Abril

Mi libertad sin el Espíritu Santo es pura apariencia, porque él es la libertad plena. Donde está él presente hay vida, y si él se retira todo desaparece. Pero además, mientras más esté él presente con su gracia, con su impulso, con su amor, más libre soy. Porque él es pura libertad. Si no dejo que él me impulse, entonces me dejo impulsar por mis deseos, mis insatisfacciones, mi necesidad de poseer, y así cada vez necesito más cosas para sentirme bien, y nada me conforma. 
Por eso, en lugar de ser libre, me vuelvo un triste esclavo de mis impulsos naturales, y me convierto en una veleta descontrolada que se mueve donde la lleva el viento. Termino perdiendo mi libertad. ¿Quién puede decir que tiene un corazón libre si está infectado y ahogado por los rencores, las tristezas, los deseos egoístas, el orgullo, y nunca se siente satisfecho, y va perdiendo la alegría en ese dolor de la insatisfacción? Mejor busquemos la libertad del Espíritu.

viernes, 6 de abril de 2018

06 de Abril

La libertad es un sueño y un proyecto, es algo que debe ser conquistado, alcanzado poco a poco con la gracia del Espíritu Santo.

Dice San Pablo que "donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad" (2 Corintios 3,17).

Santo Tomás de Aquino lo explicaba así: 

"Cuanto más uno tiene la caridad tanto más tiene la libertad, porque donde está el Espíritu del Señor está la libertad. Quien tiene la perfecta caridad tiene en grado eminente la libertad" (2 Corintios, 3,17; Lect. 3).

¿Qué significa esto? 

Nosotros no tenemos que comprar la amistad divina con nuestro buen comportamiento (Gálatas 2,21; 5,4). Porque esa amistad es infinitamente más grande que nuestras fuerzas. Es un regalo. Además, en el fondo, aunque no cometamos ningún pecado, no podemos liberarnos del egocentrismo del corazón con nuestras propias fuerzas (1 Corintios 4,4-5). Por lo tanto, no es tan importante el esfuerzo por cumplir cosas como el dejarse llevar por el Espíritu Santo. Si él nos llena con su gracia, el corazón se reforma, y se nos hace espontáneo hacer obras de amor; ya no hacemos las cosas buenas por obligación, o para sentirnos importantes, sino porque surgen de modo espontáneo del corazón transformado por el Espíritu. Es bello poder amar así, libremente, bajo el impulso del Espíritu Santo.

jueves, 5 de abril de 2018

05 de Abril

"Ven Espíritu Santo.
Sin ti no hay vida que valga la pena.
Por eso, desde mis dudas, temores, cansancios y debilidades quiero invocarte.
Ven, Espíritu Santo, a regar lo que está seco, ven a fortalecer lo que está débil, ven a sanar lo que está enfermo.
Transfórmame, restáurame, renuévame con tu acción íntima y fecunda.
Desde mi pequeñez me convierto en mendigo confiado de tu auxilio.
Te suplico que vengas a sanarme del egoísmo, de la comodidad, del individualismo.
Libérame de las esclavitudes que enfrían el entusiasmo misionero, para que pueda evangelizar con alegría y coraje inagotable.
Amén."

miércoles, 4 de abril de 2018

04 de Abril

"Te adoro Trinidad santísima, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Te adoro aunque mi mente no puede alcanzar tu misterio de amor. Te alabo y te bendigo Dios mío, y deseo entrar en esa maravillosa intimidad de tres Personas. Gloria, gloria, gloria. Toda la adoración de mi corazón se eleva a ti, Dios mío. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo, ahora y por toda la eternidad.
Ven Espíritu Santo. Te ruego que eleves mi corazón para adorar al Padre Dios, para descubrir con gratitud que él es el Padre de Jesús, pero que también es mi Padre. Te pido que me sostengas, Espíritu Santo, para que me quede en sus brazos paternos y me deje amar por él, reposando en su santa presencia.
Amén."

martes, 3 de abril de 2018

03 de Abril

Me pregunto si de verdad estoy permitiendo que el Espíritu Santo me lleve por un camino de santificación, si realmente he aceptado que la santidad también es para mí, y si he podido descubrir el tipo de santo que el Espíritu Santo quiere hacer de mí. Porque él no destruye mi personalidad, sólo quiere perfeccionarla y liberarla de sus oscuridades. No quiere que yo sea como San Francisco si eso no es lo que me va a hacer feliz. Él ama mi felicidad, y me dará la santidad que me permita ser plenamente feliz, liberado de mis tristezas, miedos, amarguras e insatisfacciones. Pero para eso necesita llegar al fondo, al corazón, y lograr que mis intenciones más profundas sean claras, generosas, sanas y liberadoras.

Por eso, me hago íntimamente las siguientes preguntas, pidiendo la luz del Espíritu:

¿Para qué me levanté esta mañana: para sobrevivir, para cumplir, para alcanzar placeres, para obtener éxito o fama, para ser bien visto, para demostrar quién soy, o para la gloria de Dios y la felicidad de los demás?

¿Cuáles son las segundas intenciones o las intenciones ocultas, no tan santas, que suelen moverme a decir ciertas cosas, a tomar ciertas decisiones, a hacer algunas cosas?

¿Cómo cambiaría mi vida si las verdaderas intenciones de mi corazón fueran siempre buscar la gloria de Dios y el bien de los demás?

lunes, 2 de abril de 2018

02 de Abril

Hay personas que aparentemente son cristianas, oran, van a Misa, hablan muy bien del Señor, pero en su corazón, en la verdad secreta de su interior, en realidad no buscan a Dios, y al mismo tiempo que rezan, pueden estar planeando destruir a alguien, o maquinando la manera de dominar a los demás, o alimentando odios, o pensando sólo en su propio bien. 

Es allí, en esas intenciones escondidas, donde quiere entrar el Espíritu Santo; eso es precisamente lo que más le interesa, porque todo lo demás puede ser cáscara, apariencia, mentira; porque muchas veces la porquería del corazón se disfraza de buenas obras y de bellas palabras: "Satanás se viste de ángel de luz" (2 Corintios 11,14). 

Ya decían los Proverbios que "lo que más hay que cuidar es el corazón"(Proverbios 4,23). Y por eso mismo afirmaba San Pablo que puedo entregar mi cuerpo a las llamas, o repartir mis bienes, o hacer maravillas, pero que todo eso de nada sirve si no hay amor en el corazón (1 Corintios 13,1-3). Nada vale si mi intención más profunda no es el amor al hermano. 

Pídele al Espíritu Santo que destruya todas las intenciones torcidas de tu interior y que te llene de su presencia, para que, entonces, puedas hacer todo por amor. Eso le dará un sentido precioso a todo lo que hagas.

domingo, 1 de abril de 2018

01 de Abril

El Espíritu Santo es mi santificador, que se acerca a mí, a lo más íntimo, para derramar su santidad. Pero lo más íntimo es el corazón. En realidad la palabra corazón está muy desgastada, confundida con un romanticismo barato. Cuando decimos esta palabra pensamos en los sentimientos, pero el corazón es mucho más que las emociones y los afectos superficiales, es cosa seria. ¿A qué se refiere la Palabra de Dios cuando habla del corazón? No olvidemos que es el mismo Dios el que nos prometió: "les daré un corazón nuevo" (Ezequiel 36,26).


El corazón son esas intenciones más escondidas, las decisiones ocultas que no compartimos con nadie, los verdaderos proyectos que nos movilizan, lo que en realidad andamos buscando cuando decimos cosas, cuando tomamos decisiones. Allí quiere entrar el Espíritu Santo para transformarnos. Allí quiere derramarse para que todas nuestras decisiones profundas sean buenas y sanas. Pero sólo puede entrar poco a poco, en la medida en que se lo permitimos realmente. Porque a veces lo invocamos de la boca para afuera, pero hay una parte nuestra donde en el fondo no queremos que toque algunas cosas; creemos que allí estamos mejor solos. Es falso. Allí también lo necesitamos a él para poder ser realmente felices.