Digamos una vez más que los santos son una alabanza al Espíritu Santo, porque nadie puede ser santo sin la gracia del Espíritu. Él, con su gracia, nos hace parecidos a Jesús. Eso está muy claro en San Francisco de Asís, a quien recordamos hoy.
El pobre de Asís es uno de los santos que mejor reflejan la pobreza, la alegría y el amor fraterno de Jesús. Pero la hermosura de su corazón podría expresarse sintéticamente como apertura. Todo lo existente era objeto de su amor, de su admiración o de su compasión fraterna, y por eso le cantaba a Dios por la "hermana luna", el "hermano fuego", la "hermana hierba". Así vemos cómo el Espíritu Santo no nos encierra en nosotros mismos, sino que nos pone en comunión fraterna con la realidad.
Su corazón pacificado no se resistía ni se llenaba de tensiones ante las contrariedades de la vida o de la naturaleza, sino que reaccionaba con un espíritu de feliz aceptación. Eso lo convertía en un modelo de permanente alegría.
Su mirada de amor cautivaba y exhortaba a vivir de otra manera. No necesitaba insistir ni presionar a los demás para obtener una respuesta generosa. Servía con sencillez el banquete del Evangelio que atrae por sí mismo, por su propia hermosura. Movido por el Espíritu Santo, Francisco salía permanentemente de sí mismo para adorar, para reconocer la belleza de las cosas, para servir con humildad a quien lo necesitara, para perdonar a quien lo ofendía. Su pequeña existencia, por estar completamente apoyada en el "altísimo y buen Señor", era una inestimable combinación de ternura y de vigor.
Su mensaje y la belleza de su testimonio provocaban conversión y reconciliación fraterna por donde pasaba. El beso que dio a un leproso refleja su capacidad de mirar a los demás con la mirada de Dios. Y el Espíritu Santo lo identificó tanto con Cristo, que le regaló las llagas que recibió en las manos, en el maravilloso encuentro con Jesús que vivió en el monte Alvernia. Es bello dejarse transformar por el Espíritu Santo de esa manera, porque mientras más nos parecemos a Jesús, más alegría podemos experimentar en la vida. Invoquemos al Espíritu Santo para que podamos vivir esa transformación.
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Ven, Espíritu Santo! Ayúdame a transformar la vida diaria con mis semejantes, para parecer un poco en el amor a Jesús y la santidad de San Agustín. Transforma mi hijo, nietos, familia, amigos y el mundo.
ResponderBorrarGracias 🙏 Gracias 🙏 Gracias 🙏
Amén 🙏
"Invoquemos al Espíritu Santo para que podamos vivir esa transformación." AMÉN. GRACIAS.
ResponderBorrarEspíritu Santo Ven, transformarme, guíame por el sendero justo, por el honor de tú nombre,aunque esté sola no tengo miedo por qué tú estás conmigo,tú sostiene mi vida. Sin tí no soy nada aumentarme cada día más la fe la Esperanza y el amor
ResponderBorrarHoy, al recordar a San Francisco, debemos entender con él que toda la creación es obra de Dios y por tanto todos somos hermanos (luna, Fuego, hierba, etc.) por eso movidos por el Espíritu Santo debemos reconocer la belleza de las cosas, y así servir con humildad a quien lo necesite
ResponderBorrarAMÉN🕊🔥❤🙏🏻💫
ResponderBorrarVEN ESPÍRITU SANTO! VEN!! AYÚDAME SIEMPRE!! ILUMINAME SIEMPRE!!
GRACIAS💫
GRACIAS💫
GRACIAS💫
R.E.O.R 🕊🔥❤🙏🏻💫
Amen!!! 🙏🙏🙏
ResponderBorrarVen a mí Espíritu Santo, lléname de la humildad que necesito, para reconocer que solo no puedo... La humildad de Francisco de Asís es la llave para darnos en generosidad. Ven Espíritu Santo 🙏
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