Para entrar en la presencia del Espíritu
Santo hay que tener ansias, hay que sentir la necesidad de él, de su
luz, de su amor, de su gloria, de su paz. Hace falta presentir que todo
lo maravilloso del universo es una chispa que despierta esos anhelos
interiores de Dios. Decía San Agustín:
"¿Qué es el universo
entero o la inmensidad del mar, o el ejército de los ángeles? ¡Yo tengo
sed del Creador, tengo hambre y sed de él!"
En el fondo, es
necesario reconocer un deseo que ya está dentro nuestro; ese deseo que
el Espíritu Santo ha puesto en nuestro interior, pero que hemos dejado
escondido debajo de miles de preocupaciones y angustias. Luego de su
conversión, Agustín reconocía que detrás de todas sus ansias estaba
aquel deseo oculto de Dios:
"Ardía en deseos de amar... quería ser amado... Tenia hambre intensa de ese alimento que en realidad eras tú, mi Dios."
Por
eso Agustín nos enseña que la clave para el encuentro con Dios es
reconocer ese deseo, y despertarlo, alimentarlo, hacerlo crecer hasta
que se haga más fuerte que cualquier otra necesidad:
"¡Enamórate de Dios, arde por él! Anhela a aquel que supera todos los placeres."
Porque
el Espíritu Santo no obra en nosotros sin algún consentimiento de
nuestra parte, y ese consentimiento brota del deseo. Pidamos al Espíritu
Santo que él mismo despierte nuestro deseo.
✨Ven Espíritu Santo! Gracias, porque cuando te clamo tú estás conmigo, cuando te necesito tú estás ahí, hoy necesito de tu presencia, quiero estar contigo, que tu luz me guíe, que tu amor me alcance y que tu paz me envuelva, Gracias Santo Espíritu lléname ✨
ResponderBorrarGracias Espiritu Santo por haber puesto en nuestro interior el anhelo de sentir la presencia de Dios en nuestra vida , el anhelo de regresar al Padre
ResponderBorrarEl tener hambre y sed de El
El deseo de amarlo y disfrutar de su amor
El anhelo de encontrarnos con Cristo
El anhelo de encontrarnos con nuestro pastor
Espiritu Santo , alimenta y acrecienta estos deseos y que se conviertan en nuestra mayor necesidad
Amen