Como siempre, el apasionado San Agustín
expresa de una manera maravillosa el deseo de Dios, y también el deseo
del Espíritu Santo. Usemos sus palabras para elevar el corazón al
Espíritu Santo:
"Ven, dulce Consolador de los que están desolados, refugio en los peligros y protector en la miseria.
Ven, tú que lavas nuestras manchas y curas nuestras llagas.
Ven, fuerza del débil, apoyo del que cae.
Ven, doctor de los humildes y vencedor de los orgullosos.
Ven, padre de los huérfanos, esperanza de los pobres, tesoro de los que sufren la indigencia.
Ven, estrella de los navegantes, puerto seguro de los náufragos.
Ven, fuerza de los vivientes y salud de los moribundos.
Ven Espíritu Santo, ten piedad de mí.
Hazme sencillo, dócil y fiel.
Compadécete de mi debilidad con tanta bondad que mi pequeñez se encuentre ante la multitud de tus misericordias.
Ven Espíritu Santo.
Amén."
Ven Espíritu Santo y lléname de tu bondad y házme mejor persona con tu ejemplo de vida, en el nombre del Padre, del Hijo y de ti, Espíritu Santo
ResponderBorrarVen ESPIRITYU SANTO CON TU SABIDURIA!! GUIAME,ILUMINAME!!
ResponderBorrarVen ESPIRITYU SANTO CON TU SABIDURIA!! GUIAME,ILUMINAME!!
ResponderBorrarMARAVILLOSO SAN AGUSTIN .....
ResponderBorrarVen maravilloso padre de los afligidos y ayudame en mis angustias y dame tu paz te lo suplico en nombre de jesus
ResponderBorrarVen Santo Espíritu y ayúdame a experimentar ese amor de Dios
ResponderBorrar