El Espíritu Santo derrama en nosotros el
fuego del amor, para que amar no sea una obligación, sino una
necesidad, un gusto, una elección verdaderamente libre.
Cuando dejamos que el Espíritu Santo nos impulse al amor, entonces ya no somos esclavos de miles de cosas que tenemos que cumplir. Somos libres, porque nos brotan espontáneamente las obras que agradan al Señor.
Cuando el Espíritu nos ha transformado,
la libertad cristiana es convertirse en esclavos de los demás (Gálatas
5,13), porque el Espíritu Santo nos libera de nosotros mismos para
hacernos uno con el hermano y ganarlo para Cristo: "Siendo libre, me hice esclavo de todos"
(1 Corintios 9,19). Y así, en lugar de perderla, ganamos la más
preciosa libertad, la liberación que produce el amor. Porque un corazón
generoso es un corazón liberado del peor de los males: la indiferencia.
Adorado Espíritu Santo, gracias por un día más de vida y por todo lo que me das! Te pido en el nombre de nuestro Señor Jesucristo me hagas libre y que la Sagrada Trinidad guíe mis pasos y me cuide, ponga fe en mi corazón en lugar de miedo y que NO permitas qie me aleje de ti y pueda ayudar por intermedio ruyo a todos mis hermanos. Amén y gracias.
ResponderBorrarUn corazón generoso es un corazón liberado del peor de los males: la indiferencia.
ResponderBorrarGracias por compartir,reflexiones tan profundas
Espíritu Santo Impulsa y Derrama el Fuego de tu AMOR. Transformanos para hacernos uno con el Hermano.
ResponderBorrarGracias.