Cuando uno recibe el Espíritu Santo como fuente del propio bien, uno se vuelve un instrumento para comunicar ese bien a los otros. San Buenaventura enseña que si uno deja de dar, deja también de recibir; por eso, la mejor manera de conservar los bienes espirituales es comunicándolos, compartiéndolos. El Espíritu Santo no puede actuar en una persona que se resiste a dar y a compartir:
"Si los ángeles superiores se contuvieran y no quisieran comunicarse a los ángeles inferiores, se cerrarían para sí mismos el camino del influjo divino. Si niegas a otros el bien que recibes de Dios, no eres digno de la vida eterna" (San Buenaventura).
También decía San Buenaventura: "¿Quieres que la piedad de la madre Iglesia descienda hasta ti? Entonces llena el cántaro del vecino".
Cuando lleno el cántaro del hermano, mi cántaro se mantiene lleno. Es el milagro del amor que puede producir el Espíritu Santo en nuestras vidas.
Espíritu Santo de Dios, permanece siempre en mí ♥. En ti confío y me sostengo. Amén ��
ResponderBorrarVen ES en nombre de nuesteo Señoe Jesucristo! Gracias por un día más de vida y por todo lo que me das! Ayúdame a llenar elcántaro de mi prójimo y también yo poder llenar el mío dame pruebas para que yo pueda probar que tú existes y para que la gente regrese a tú camino tú eres un Dios de amor y de justicia. Bendito seas Abba! Te adoro y soy tu hijita :)
ResponderBorrarGracias Señor Espíritu Santo y Amén.
ResponderBorrarES te pido bendigas a tods y cada uno de mis hermanos, asi como al projimo que te necesita y te implora cada momento amen.
ResponderBorrarMuchas gracias m gustaría verlo diario para for talecer mi esiri tualidad
ResponderBorrarEspíritu Santo amado intecede ante Dios Padre por mi hermana y su familia.Acercate cada dia,cada momento a nuestros hogares,gracias ES
ResponderBorrarDoy gracias a Dios porque estos mensajes hacen que más hermanos en la fe tengan paz y consuelo
ResponderBorrarEspíritu Santo te necesito . Amén y Amén
ResponderBorrarSâbado, 20 de Julio, 2019_
ResponderBorrarLos cinco minutos del Espíritu Santo
Sâbado, 20 de Julio, 2019_
Para entrar en la presencia del Espíritu Santo hay que tener ansias, hay que sentir la necesidad de él, de su luz, de su amor, de su gloria, de su paz. Hace falta presentir que todo lo maravilloso del universo es una chispa que despierta esos anhelos interiores de Dios. Decía San Agustín:
"¿Qué es el universo entero o la inmensidad del mar, o el ejército de los ángeles? ¡Yo tengo sed del Creador, tengo hambre y sed de él!"
En el fondo, es necesario reconocer un deseo que ya está dentro nuestro; ese deseo que el Espíritu Santo ha puesto en nuestro interior, pero que hemos dejado escondido debajo de miles de preocupaciones y angustias. Luego de su conversión, Agustín reconocía que detrás de todas sus ansias estaba aquel deseo oculto de Dios:
"Ardía en deseos de amar... quería ser amado... Tenia hambre intensa de ese alimento que en realidad eras tú, mi Dios."
Por eso Agustín nos enseña que la clave para el encuentro con Dios es reconocer ese deseo, y despertarlo, alimentarlo, hacerlo crecer hasta que se haga más fuerte que cualquier otra necesidad:
"¡Enamórate de Dios, arde por él! Anhela a aquel que supera todos los placeres."
Porque el Espíritu Santo no obra en nosotros sin algún consentimiento de nuestra parte, y ese consentimiento brota del deseo. Pidamos al Espíritu Santo que él mismo despierte nuestro deseo.
Muchas gracias por esto, ayer sábado. Me ha ayudado a rezar!
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ResponderBorrarDomingo, 21 de Julio, 2019
"Ven Espíritu Santo, y enséñame a amarte como tú me amas.
Tú sabes que yo soy parte de la hermosura de este mundo, como cada nota es parte de una hermosa canción, y es necesaria igual que las demás.
Por eso, aunque nadie me hubiera esperado cuando yo nací, tú sí me esperabas, tú estabas deseando mi nacimiento.
Por eso tu Palabra me dice: 'Yo te amé con un amor eterno' (Jeremías 32,3).
Quiero dejarme mirar con tus ojos de amor, quiero reconocer tu mirada de ternura, y descubrir que, aunque los demás miren mis defectos, tu mirada me contempla amándome.
Tu Palabra me dice: 'Aunque tu propia madre se olvidara de ti, yo nunca te olvidaré' (Isaías 49,15).
Si a veces yo siento que valgo poco, que no sirvo, que no soy digno de amor, sin embargo tu Palabra me dice otra cosa:
'Eres precioso para mis ojos, y yo te amo' (Isaías 43,4).
Toca mi interior herido, Espíritu Santo, para que pueda descubrir que ese amor tan grande también es para mí.
Ven Espíritu Santo.
Amén."
Gracias también!
BorrarPor favor sigan publicando las lecturas diarias.
ResponderBorrarGracias
Los cinco minutos del Espíritu Santo
ResponderBorrarLunes, 22 de Julio, 2019
El Espíritu Santo no hace su obra maravillosa solamente en las personas que son dóciles desde niños, o que toda su vida han llevado un comportamiento normal. Él también nos sorprende haciendo maravillas en los grandes pecadores. Por eso es bueno que hoy recordemos a María Magdalena, la gran pecadora convertida.
María Magdalena fue la primera en encontrar el sepulcro vacío y en ver al Señor resucitado. Fue testigo privilegiada de Cristo vivo.
Así como Jesús se encontró a solas con la samaritana (Juan 4), cuando resucitó quiso encontrarse a solas con María Magdalena. La vida cristiana es un encuentro permanente con el Señor resucitado. Él visita con su luz la pobre existencia de cualquier ser humano, esté donde esté, no importa donde; para que nadie pueda decir que no es tenido en cuenta, o que ha sido olvidado por Jesús.
María Magdalena, que había sido despreciada por sus muchos pecados, debe ser testigo de su resurrección, debe transmitirlo a los apóstoles.
Aquella mujer apasionada, cautivada, embelesada por el Maestro, aprenderá a gozar de esta nueva forma de encuentro que Jesús le ofrece y se entregará completamente a él. Según una vieja tradición, María Magdalena, cansada del mundo que la había esclavizado, se fue al desierto a vivir sólo para el Resucitado. Si no es verdad, es un bello símbolo del poder del amor verdadero que el Espíritu Santo derrama en nuestras vidas.
Pidamos al Espíritu Santo que transforme nuestras vidas como lo hizo con María Magdalena. Quizás no tengamos los mismos pecados que ella tuvo, pero seguramente tenemos otros, y el Espíritu Santo quiere transformarlo todo.
Por favor sigan los envíos diarios. Gracias
ResponderBorrarMartes, 23 de Julio, 2019
ResponderBorrar"Ven Espíritu Santo. Yo sé que si los seres humanos pueden comprender a los demás, en ti hay una capacidad de comprensión mucho más grande, infinita. Nadie puede comprenderme como tú, que siempre me invitas a volver a empezar.
Pero yo me castigo a mí mismo por dentro, y me desprecio por los errores que he cometido. No me he perdonado de verdad.
Por eso, Espíritu Santo, te pido que coloques dentro de mí tu amor inmenso, ese amor que me sostiene y me da la vida, para que pueda amarme a mí mismo como tú me amas. Enséñame a respetarme como tú me respetas. Derrama tu gracia para que pueda comprenderme por las debilidades que he tenido, para que contemple con ternura mis errores y pueda perdonarme a mí mismo. Dame paciencia y cariño para que no me condene a mí mismo y para que acepte tu perdón que me sana y me renueva.
Yo soy digno de existir porque tú me amas infinitamente. Yo tengo un lugar en esta tierra y tengo derecho a vivir y a soñar, aunque sea imperfecto. Tengo ese derecho porque tú me amas y me sostienes. Ven Espíritu Santo, para que pueda nacer de nuevo, con toda dignidad; quiero comenzar otra vez con alegría y entusiasmo.
Acepto todo mi pasado como parte de mi vida. Me declaro imperfecto, pero llamado a crecer. Me equivoqué y puedo equivocarme. Pero reconozco ante ti que tu amor no se deja vencer por mis caídas y errores, y que siempre vuelves a darme una oportunidad.
Gracias, Espíritu Santo, por tu inmenso amor, porque no abandonas la obra de tus manos.
Amén."
Los cinco minutos del Espíritu Santo
ResponderBorrarMiércoles, 24 de Julio, 2019
¿Cómo transforma nuestro comportamiento el Espíritu Santo? Lo hace con la ayuda de nuestra cooperación, porque él quiere que también seamos activos en nuestro crecimiento.
El desarrollo de las virtudes requiere algunas renuncias. Por ejemplo, para aprender a ser pacientes, a veces tenemos que renunciar a decir algunas cosas, o a quejarnos, o a maltratar a otros; para ser humildes a veces tenemos que renunciar a hablar de nosotros mismos; para ser generosos tenemos que renunciar a algunos bienes.
Cada vez que decimos que no a algo inconveniente (un amor prohibido, una experiencia peligrosa, algo indebido) nos queda un vacío, una especie de hueco interior que reclama. Pero ¿con qué se llena ese vacío para que se convierta en algo positivo?
En realidad, el solo hecho de renunciar a algo que no es bueno ya debería hacernos sentir nobles y serenos con nuestra conciencia. Pero eso puede ser sólo orgullo, una necesidad de aparentar, el deseo de sentirse importante, o una forma de cuidarse para evitar problemas. Entonces, eso no hace más que dejarnos en la superficialidad.
Lo único que llena el vacío es el amor. Renunciar cuando es necesario, pero por amor, realmente por amor. Entonces sí una renuncia nos deja una sensación de haber profundizado en la vida.
Ninguna virtud vale la pena si no está impregnada de amor. Por eso, una persona austera y sacrificada, pero sin amor, no es más que un egoísta o un vanidoso. Se contempla a sí mismo y le gusta sentirse más perfecto que otros. Eso no es profundidad, porque la persona se queda en el nivel superficial de la vanidad. Pero sólo el Espíritu Santo puede darnos el amor que no tenemos, y por eso, antes de cualquier esfuerzo, es necesario invocarlo y pedirle insistentemente que derrame la fuerza del amor en nuestro interior.
Suplico que publiquen los cinco minutos del espiritu santo como antes pues me cuesta trabajo encontrarlo.
ResponderBorrarhttp://www.l5mdes.com/2019/07/jueves-25-de-julio-2019.html?m=1
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ResponderBorrarJueves, 25 de Julio, 2019
Entrar en la presencia del Espíritu Santo es lograr que por un momento él sea el único importante. Eso produce un deleite diferente y superior a cualquier otro placer, un gozo del cual nos privamos muchos creyentes.
El tiempo de oración puede ser un tiempo vacío y superficial, puede convertirse en un momento en que pensamos en nuestros problemas, planificamos cosas, imaginamos cómo resolver alguna dificultad de nuestra vida. Nos buscamos a nosotros mismos. Pero allí no nos encontramos con el Señor. Eso todavía no es entrar en la presencia del Espíritu Santo. Eso es hablar con uno mismo, porque allí Dios no ocupa el centro de nuestra atención, y ni siquiera es una presencia que nos interese; él es frecuentemente un decorado de nuestro tiempo de reflexión donde nos ocupamos de nuestra propia vida, analizamos, resolvemos, soñamos, y terminamos rezando un Padrenuestro para creer que hemos alimentado nuestra dimensión espiritual.
Por eso es tan importante invocar al Espíritu Santo antes de ponernos a orar, y pedirle que él nos haga reconocer la mirada de Jesús llena de amor, sus brazos que nos esperan, y que nos ayude a escucharlo a él más que a nuestra propia mente. El Espíritu Santo es el que nos mueve a orar de verdad. Por eso, no deberíamos comenzar ninguna oración sin invocarlo a él.
Buenos días, ya no van a mandar las las.Lecturas diarias? Por favor sigan
ResponderBorrarViernes, 26 de Julio, 2019
ResponderBorrarLos cinco minutos del Espíritu Santo
Viernes, 26 de Julio, 2019
Nosotros queremos que este mundo cambie. Pero al mismo tiempo, sabemos que el camino nunca brinda la perfección de la meta. Por eso, podemos aceptar serenamente que esta vida no termine de darnos todo, y nos hacemos capaces de disfrutar de los pequeños logros aunque no estén acabados por completo. Así lo vive especialmente el pobre, que de este modo se libera del más terrible peso: la autoexigencia angustiante de lograr en esta tierra el ideal imposible de una felicidad perfecta, o de una época insuperable.
Por la esperanza, la iglesia se considera "la verdadera juventud del mundo", ya que "posee lo que hace la fuerza y el encanto de la juventud: la facultad de alegrarse con lo que comienza, de darse gratuitamente, de renovarse, de partir de nuevo hacia nuevas conquistas" (Mensaje a los jóvenes del Vaticano II).
El Espíritu Santo nos impulsa, pero hace que nosotros caminemos hacia un futuro mejor; no nos arrastra como muñecos, sino que nos motiva a tomar decisiones, a usar los propios talentos, a organizarnos, a trabajar juntos por un futuro mejor, a buscar la justicia y la solidaridad. Pero sabiendo que la perfección sólo estará en el cielo, donde estarán todas las cosas buenas que hayamos logrado, y mucho más que eso. Por eso, el Espíritu Santo siempre suscita la esperanza en la vida eterna, nos recuerda que no estamos hechos sólo para esta tierra.
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Sábado, 27 de Julio, 2019
ResponderBorrarLos cinco minutos del Espíritu Santo
Sábado, 27 de Julio, 2019
La oración es un diálogo; pero para poder orar es indispensable que yo descubra que estoy con alguien que me conoce, que me escucha, que capta todo lo que siento y todo lo que digo, y lo entiende perfectamente.
Por eso tengo que recordar que el Espíritu Santo no es una energía que me sana o que me hace bien. Es mucho más que eso, porque es Alguien, capaz de conocer y de amar perfectamente.
Él me llama por mi nombre, me reconoce, porque él es Dios, y tiene una inteligencia infinita, una capacidad de captar todo a la perfección, sin que nada pueda escapar a su atención. Por eso no hay cosa que yo pueda ocultarle, ni sentimientos, ni planes que sean secretos para él, como dice el Salmo:
"Señor, tú me penetras y me conoces... Cuando la palabra todavía no llegó a mi lengua tú ya la conoces entera... Y si le pido a las tinieblas que me cubran, y a la noche que me rodee, para ti ninguna sombra es oscura y la noche es tan clara como el día" (Salmo 139,1.4.11-12).
No podemos pedirle al Espíritu Santo que no nos conozca, que no penetre nuestros pensamientos, no podemos apartarlo para que él ignore algo, no podemos esconderle ni siquiera aquello que nos escondemos permanentemente a nosotros mismos.
Por eso, cuando vamos a contarle algo, él sabe a la perfección de qué estamos hablando, no debemos tener temor de que no nos entienda, ni tenemos que esforzarnos para encontrar las palabras justas cuando queremos explicarle algo. Basta que lo digamos, porque él lo conoce mejor que nosotros.
Domingo, 28 de Julio, 2019
ResponderBorrarLos cinco minutos del Espíritu Santo
Domingo, 28 de Julio, 2019
Una de las maneras más frecuentes de expulsar al Espíritu Santo es cuando fomentamos la nostalgia por el tiempo que va pasando, por la vida que se nos va de las manos, por la juventud que no se detiene, o ya pasó, y no vuelve más. Nos vamos desgastando y hay cosas que ya no podremos vivir. Nos duele sentir que hemos desperdiciado muchas oportunidades para ser felices, y tememos que siga pasando el tiempo y lloremos lo que no hemos sabido vivir.
Olvidamos que hay una forma de vivir que hace que el paso del tiempo no sea ir destruyéndose o perdiendo vitalidad. Hay una forma de vivir que hace que el paso del tiempo sea un enriquecimiento cada vez mayor, un camino hacia una vida cada vez más plena, un itinerario hacia una juventud cada vez más llena de vitalidad interior. Para un árbol, para un vino, para una perla preciosa, el paso del tiempo no es un dramático desgaste o debilitamiento; al contrario, es una maduración que los va mejorando, los va enriqueciendo, los va fortaleciendo. Lo mismo sucede con el espíritu humano.
Decía San Pablo: "cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, nuestro hombre interior se va renovando de día en día" (2 Corintios 4,16)
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