En lo más íntimo de nuestro ser, en la raíz de nuestra existencia, sólo el Espíritu Santo puede hacernos sentir vivos. Sólo él puede hacer que dejemos de sobrevivir o de soportar la vida, y que realmente vivamos, que experimentemos en todo nuestro ser los efectos de la gloriosa resurrección de Jesús, algo de esa deslumbrante intensidad de la vida divina.
La Palabra de Dios tiene una promesa de vida, no sólo de vida eterna, sino de vitalidad en esta tierra, de manera que si poco a poco dejamos que el Espíritu Santo invada nuestro ser, iremos experimentando que cada vez estamos más vivos. Veamos lo que nos asegura la Palabra de Dios y creamos en estas promesas:
"El hombre de Dios florece como una palmera, crece como un cedro del Líbano... En la vejez sigue dando fruto, se mantiene fresco y lleno de vida" (Salmo 92,13.15).
"Bendito el que confía en el Señor, porque él no defraudará su confianza. Es como un árbol plantado a las orillas del agua... No temerá cuando llegue el calor, y su follaje estará frondoso. En año de sequía no se inquieta, y no deja de dar fruto" (Jeremías 17,7-8).
Notemos que esta promesa de vida incluye también el gozo de dar frutos, de ser útiles, de producir algo para el bien de los demás; porque nadie se siente vivo si no se siente también fecundo: en el servicio, en la paternidad espiritual, en el arte, en el trabajo, etc.
Pidamos al Espíritu Santo esa agradable fecundidad.
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Ven, Espíritu Santo
ResponderBorrarAyúdame a ser útil
para bien de
los demás.
Sólo tú puedes hacerme sentir viva. Invade me ser para que estés conmigo y sentirte que me das la alegría de la vida.
Confío en el Señor, porque no me defraudará. Quiero ser útil para los demás, fecunda, en mi vida diaria, con mis amigos, hijo, nietos, familia.
Gracias 🙏
Gracias 🙏
Gracias 🙏
Amén 🙏
Gracias Monseñor Victor Manuel, por los cinco minutos con el Espíritu Santo.🙏 Me llena mucho cada día. El Señor lo bendiga 🙏
ResponderBorrarHoy dejaremos que el Espíritu Santo invada nuestro ser, y así iremos experimentando que cada vez estamos más vivos porque sólo él puede hacer que dejemos de sobrevivir o de soportar la vida, y que realmente vivamos, que experimentemos en todo nuestro ser los efectos de la gloriosa resurrección de Jesús, algo de esa deslumbrante intensidad de la vida divina.
ResponderBorrarEspíritu Santo Ven, ayúdame a ser útil a los demás, porque sin tu ayuda no se puede, todo son obstáculos. Sólo tú puedes fortalecerme, para dejar de sobre vivir, y experimentar los efectos glorioso y deslumbrante cómo es la vida divina, en la gloriosa resurrección de Jesús
ResponderBorrarAsí sea por siempre ....Amen
ResponderBorrarAMÉN🕊🔥❤🙏🏻💫
ResponderBorrar"Bendito el que confía en el Señor, porque él no defraudará su confianza. Es como un árbol plantado a las orillas del agua... No temerá cuando llegue el calor, y su follaje estará frondoso. En año de sequía no se inquieta, y no deja de dar fruto" (Jeremías 17,7-8).
GRACIAS💫
GRACIAS💫
GRACIAS💫
R.E.O.R 🕊🔥❤🙏🏻💫
Gracias espíritu santo por estar ahí para mis intenciones
ResponderBorrarAmen 🙏 Amen 🙏 Bendito sea Dios Gracias hermoso mensaje de El Espiritu Santo que Dios los Bendiga 😇🔥💚💜❤️.
ResponderBorrarLos Cinco Minutos del Espíritu Santo
ResponderBorrarMartes, 25 de Enero de 2022
La predicación del Evangelio está al servicio de un mundo nuevo. Cuando esa predicación es entusiastas, convencida, valiente, confiada, entonces el poder de Jesucristo se manifiesta de maneras variadas, transformando la vida de las personas y de la sociedad.
Hoy la Iglesia celebra la fiesta de la conversión de San Pablo. Esa conversión maravillosa ciertamente fue obra del Espíritu Santo, porque sin él un corazón cerrado no puede abrirse. Además, el Espíritu Santo impulsó a San Pablo a predicar el Evangelio con gran entusiasmo.
Si hay un modelo de lo que significa una predicación con poder, ése es San Pablo. Su fervorosa misión apostólica es un modelo del entusiasmo que derrama el Espíritu Santo. Vale la pena leer la descripción que él mismo hace en 2 Corintios 11,26.
El libro de los Hechos recoge las tradiciones que se habían difundido sobre los prodigios “poco comunes” que Jesús hacía a través de Pablo (Hechos 19,11-12). Y concluye: “Así, por el poder del Señor, la Palabra se difundía y se afianzaba” (Hechos 19,20).
Hoy le pediremos al Espíritu Santo que abra nuestro corazón, porque un corazón cerrado no puede abrirse sin la gracia del Espíritu Santo que fué el que impulsó a San Pablo a predicar el Evangelio con gran entusiasmo.
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