Cuando fuimos formados en el seno de
nuestra madre, el Espíritu Santo colocó en nosotros muchas capacidades,
que ni siquiera imaginamos. La mayoría de las personas muere sin haber
desarrollado una mínima parte de todas esas capacidades que el Espíritu
Santo les regaló. Porque son como semillas de cosas buenas que necesitan
nuestra decisión y nuestra cooperación para desarrollarse.
Es una pena que tantas cosas bellas queden atrofiadas y escondidas, porque servirían para mejorar el mundo a nuestro alrededor.
Invoquemos
al Espíritu Santo, para que podamos explotar toda esa potencia de vida,
de luz y de bien que llevamos dentro; para que no nos despreciemos a
nosotros mismos ni pensemos que tenemos poco para dar.
No vamos a
ser más fuertes si nos guardamos todo eso. Al contrario, porque las
cosas más hermosas que llevamos dentro sólo se desarrollan si las
ejercitamos y las compartimos. Entonces, seremos más débiles y más
pobres si las dejamos escondidas y no las ofrecemos al mundo.
Demos
gracias al Espíritu Santo, que nos ha llenado de riqueza interior, y
pidámosle que nos fecunde con su gracia para que desarrollemos todo lo
que ha puesto en nosotros.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario