El Espíritu Santo engendró a Jesús en el
seno de María. Dice el Evangelio que ella "concibió un hijo por obra
del Espíritu Santo" (Mateo 1,18).
De la misma manera, el Espíritu Santo puede hacer nacer a Jesús en nuestro interior, para que Jesús alegre nuestro corazón.
Pero no basta decir esto, que hoy se
repite mucho. Porque la Navidad no es una celebración puramente íntima,
no es un encuentro entre mi corazón y Jesús, como si no existiera nada
más. El Espíritu Santo quiere hacer renacer a Jesús en toda mi
existencia: en mi trabajo, en mis proyectos, en mis relaciones, en mi
familia. Y lo más importante es que Jesús nazca entre nosotros, para
ayudarnos a crear un mundo mejor, de fraternidad y justicia.
Porque a él no le agradamos sólo por
nuestros dulces sentimientos, sino por nuestra docilidad llena de amor
que nos lleva a comunicar a los demás lo que hemos recibido. El Espíritu
Santo siempre busca crear vida comunitaria, y una vida comunitaria cada
vez más generosa y ejemplar. Por eso, a él no le basta con hacer nacer a
Jesús en la intimidad de cada uno, sino en la vida compartida de cada
familia, de cada grupo, de cada comunidad.
Gacias Espiritu Santo. porque me Fortaleces
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