La oración es un diálogo; pero para
poder orar es indispensable que yo descubra que estoy con alguien que me
conoce, que me escucha, que capta todo lo que siento y todo lo que
digo, y lo entiende perfectamente.
Por eso tengo que recordar que
el Espíritu Santo no es una energía que me sana o que me hace bien. Es
mucho más que eso, porque es Alguien, capaz de conocer y de amar
perfectamente.
Él me llama por mi nombre, me reconoce, porque él
es Dios, y tiene una inteligencia infinita, una capacidad de captar todo
a la perfección, sin que nada pueda escapar a su atención. Por eso no
hay cosa que yo pueda ocultarle, ni sentimientos, ni planes que sean
secretos para él, como dice el Salmo:
"Señor, tú me penetras y
me conoces... Cuando la palabra todavía no llegó a mi lengua tú ya la
conoces entera... Y si le pido a las tinieblas que me cubran, y a la
noche que me rodee, para ti ninguna sombra es oscura y la noche es tan
clara como el día" (Salmo 139,1.4.11-12).
No podemos pedirle
al Espíritu Santo que no nos conozca, que no penetre nuestros
pensamientos, no podemos apartarlo para que él ignore algo, no podemos
esconderle ni siquiera aquello que nos escondemos permanentemente a
nosotros mismos.
Por eso, cuando vamos a contarle algo, él sabe a
la perfección de qué estamos hablando, no debemos tener temor de que no
nos entienda, ni tenemos que esforzarnos para encontrar las palabras
justas cuando queremos explicarle algo. Basta que lo digamos, porque él
lo conoce mejor que nosotros.
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ResponderBorrarDios nuestro
Hoy nos enseñas que orar es dialogar y que para dialogar hay que conocerse
Tú nos conoces Señor ,
Conoces nuestras debilidades y flaquezas
Conoces nuestras preocupaciones y angustias
Conoces nuestras alegrías y gozos
Nosotros necesitamos conocerte más Señor
Requerimos conocer más de tu mensaje, de tu amor, de tu presencia. de tu sabiduría
Continúa alimentándonos Señor todos los días de Ti, para que te conozcamos mejor y podamos alcanzar un diálogo más íntimo contigo
Continúa alimentándonos Señor