viernes, 29 de julio de 2016

29 de Julio

Me detengo un momento sólo a respirar. Simplemente existo, y respiro. Presto atención sólo a la respiración, al aire que entra en mí y que sale de mí. Y me dejo estar, me abandono. Con dulzura, aparto todos los pensamientos, recuerdos e imágenes que vayan apareciendo, y vuelvo a concentrarme con serenidad sólo en la respiración. Me detengo sólo a gozar de la existencia, que es un invalorable regalo.

Así, abandonándome, voy dejando nacer un sentimiento positivo de gratitud y de verdadera paz. Al fin de cuentas, más allá de todo, vale la pena existir. Es mejor que no ser. Este presente es maravilloso. Gracias, gracias.

Dejo que el Espíritu Santo vaya haciendo crecer poco a poco ese sentimiento de dulce gratitud.

1 comentario:


  1. Dios nuestro
    Gracias por tu bendición
    Gracias por tu protección y tu amor
    Nuestro agradecimiento eterno para ti Dios nuestro

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