El Espíritu Santo derrama alegría. Varias veces la Biblia habla del "gozo del Espíritu Santo" (1 Tesalonicenses 1,6; Romanos 14,17) y nos invita muchas veces a vivir alegres. Es voluntad del Señor que no vivamos tristes:
"No
te abandones a la tristeza, ni te atormentes con tus pensamientos. La
alegría del corazón es vida para el hombre, y le alarga los días.
Distrae tu alma y consuela tu corazón. Aparta de ti la tristeza, porque
la tristeza ha perdido a muchos, y de ella no se saca ningún provecho" (Sirácides 30,21-23).
San Pablo insistía: "¡Alégrense en el Señor!"
(Filipenses 4,4). Alegrarse en el Señor es vivir la fe con gozo,
reconociendo al Señor resucitado en cada momento. Nuestra existencia
cristiana debería ser una fiesta permanente, en medio de nuestros
problemas, porque en Cristo hallamos el verdadero sentido de la vida, el
camino que nos lleva a buen fin, la verdad que nos ilumina por encima
de todas las mentiras de la tierra, la vida más intensa.
Es la alegría que llenaba el corazón de Andrés cuando encontró a Jesús y salió a gritar: "¡Hemos encontrado al Mesías!"
(Juan 1,41). Es la alegría de los discípulos de Emaús, que sintieron
arder su corazón junto a Jesús y corrieron a comunicarlo a los demás
(Lucas 24,34). Es la alegría de quién encuentra un tesoro y descubre que
vale la pena cambiarlo por todo lo demás (Mateo 13,44).
Pidamos al Espíritu Santo que sane toda tristeza y nos haga conocer esa dulce alegría.
Amén!
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ResponderBorrarEspíritu Santo elimina en mi toda tristeza y ayudame a conocer esa alegría en cada momento de mi vida.Amén
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