Para
vivir bien es sumamente importante que pidamos la luz del Espíritu
Santo y enfrentemos con coraje y sinceridad nuestros miedos, aunque
precisamente nos cause terror encontrarnos con nuestros propios miedos.
Porque
cuando uno esconde sus temores, o pretende apagarlos sólo haciendo
fuerza, pero sin mirarlos de frente, puede llegar a olvidar lo que le
causaba miedo, pero ese temor no se va. Se convierte en un miedo etéreo,
difuso, presente a cada momento, que se deposita en cualquier cosa; y
así ya no sabe bien a qué le tiene miedo, y comienza a sentir temor por
cualquier cosa, a perder la alegría de la vida sin saber bien por qué.
De
ahí que sea muy sano ponernos en oración, invocar con deseos al
Espíritu Santo, y decirle, en voz alta, a qué le tenemos miedo,
reconocerlo sin vueltas. Luego, tratar de ir despertando poco a poco la
confianza en la acción del Espíritu, ofreciéndole cada área de nuestra
vida, pidiéndole que él se apodere de todos los sectores de nuestra
existencia con su poder infinito.
Imaginemos
cómo el Espíritu Santo, con su luz, su potencia y su fuego, va dando
firmeza a esas partes frágiles que quisimos sostener sólo con nuestras
pobres fuerzas humanas.
Ven Espiritu Santo. VEN !!!!! Por favor, VEN !!!
ResponderBorrarGracias por la reflexión diaria, misma que reenvío a varios grupos; me preguntan el nombre de quien los escribe, me lo pueden informar por favor?, mil gracias.
ResponderBorrarBendiciones
Mi nombre es Martha Lilia Ochoa
ResponderBorrarAyúdame a vencer mis miedos Espíritu Santo! !!!!..ven ven en mi auxilio
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