Mi
libertad sin el Espíritu Santo es pura apariencia, porque él es la
libertad plena. Donde está él presente hay vida, y si él se retira todo
desaparece. Pero además, mientras más esté él presente con su gracia,
con su impulso, con su amor, más libre soy. Porque él es pura libertad.
Si no dejo que él me impulse, entonces me dejo impulsar por mis deseos,
mis insatisfacciones, mi necesidad de poseer, y así cada vez necesito
más cosas para sentirme bien, y nada me conforma.
Por
eso, en lugar de ser libre, me vuelvo un triste esclavo de mis impulsos
naturales, y me convierto en una veleta descontrolada que se mueve donde
la lleva el viento. Termino perdiendo mi libertad. ¿Quién puede decir
que tiene un corazón libre si está infectado y ahogado por los rencores,
las tristezas, los deseos egoístas, el orgullo, y nunca se siente
satisfecho, y va perdiendo la alegría en ese dolor de la insatisfacción?
Mejor busquemos la libertad del Espíritu.
Espíritu Santo sana mi corazón, devuélveme La Paz y la alegría para volver a ser libre
ResponderBorrarGracias por su mensaje de amor de esperanza de vida y cómo vivir a diario con el mensaje divino del Espíritu Santo
ResponderBorrar