"Ven, Espíritu Santo, y ayúdame a
reconocer a Jesús resucitado en medio de mis cansancios, de mis
preocupaciones, en medio de las angustias de la gente. Porque él siempre
está. Ayúdame a reconocerlo glorioso, lleno de vida, repleto de fuerza,
revestido de luz celestial.
Con un toque de tu gracia despierta mi
corazón para que lo alabe, para que me llene de admiración ante su
rostro precioso. Derrama en mi interior deseos de buscar a Jesús, para
que amándolo lo encuentre en cada cosa. Haz que me deslumbre con su luz
espléndida, para que no me dominen las oscuridades del mundo.
Abre mi vida entera, Espíritu Santo, para que Jesús pueda tomarla con la potencia de su Resurrección.
Renueva mi existencia con un poco de esa vida plena de Jesús resucitado, para que yo también pueda vivir como un resucitado.
Amén."
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