Me pregunto si de verdad estoy
permitiendo que el Espíritu Santo me lleve por un camino de
santificación, si realmente he aceptado que la santidad también es para
mí, y si he podido descubrir el tipo de santo que el Espíritu Santo
quiere hacer de mí. Porque él no destruye mi personalidad, sólo quiere
perfeccionarla y liberarla de sus oscuridades. No quiere que yo sea como
San Francisco si eso no es lo que me va a hacer feliz. Él ama mi
felicidad, y me dará la santidad que me permita ser plenamente feliz,
liberado de mis tristezas, miedos, amarguras e insatisfacciones. Pero
para eso necesita llegar al fondo, al corazón, y lograr que mis
intenciones más profundas sean claras, generosas, sanas y liberadoras.
Por eso, me hago íntimamente las siguientes preguntas, pidiendo la luz del Espíritu:
¿Para qué me levanté esta mañana: para sobrevivir, para cumplir, para alcanzar placeres, para obtener éxito o fama, para ser bien visto, para demostrar quién soy, o para la gloria de Dios y la felicidad de los demás?
¿Cuáles son las segundas intenciones o las intenciones ocultas, no tan santas, que suelen moverme a decir ciertas cosas, a tomar ciertas decisiones, a hacer algunas cosas?
¿Cómo cambiaría mi vida si las verdaderas intenciones de mi corazón fueran siempre buscar la gloria de Dios y el bien de los demás?
Por eso, me hago íntimamente las siguientes preguntas, pidiendo la luz del Espíritu:
¿Para qué me levanté esta mañana: para sobrevivir, para cumplir, para alcanzar placeres, para obtener éxito o fama, para ser bien visto, para demostrar quién soy, o para la gloria de Dios y la felicidad de los demás?
¿Cuáles son las segundas intenciones o las intenciones ocultas, no tan santas, que suelen moverme a decir ciertas cosas, a tomar ciertas decisiones, a hacer algunas cosas?
¿Cómo cambiaría mi vida si las verdaderas intenciones de mi corazón fueran siempre buscar la gloria de Dios y el bien de los demás?
El Espíritu Santo ama mi felicidad y me dará la santidad que me permita ser plenamente feliz. Amén
ResponderBorrar“ Él ama mi felicidad, y me dará la santidad que me permita ser plenamente feliz, liberado de mis tristezas, miedos, amarguras e insatisfacciones. ”
ResponderBorrarEsta mañana me levanto para dar gracias al Espiritu Santo y pedir una vez mås alumbre mi corazón y fortalezca mi alma y dar de mí a los demás. Gracias Divino Espíritu. Amén.
ResponderBorrarSoy lelo Victorio. Como cambiaria mi vida si las las verdaderas intenciones sería buscar la gloria de Dios Ven Espiritu Santo Amen
ResponderBorrar¿Para que me levanté esta mañana? ¿Que sentido tiene mi vida si no es agarrarme de tu mano para dejarme conducir?
ResponderBorrarVen a mi vida Espíritu Santo Ven
Me pregunto si de verdad estoy permitiendo que el Espíritu Santo me lleve por un camino de santificación, si realmente he aceptado que la santidad también es para mí, y si he podido descubrir el tipo de santo que el Espíritu Santo quiere hacer de mí.
ResponderBorrar"Él ama mi felicidad, y me dará la santidad que me permita ser plenamente feliz, liberado de mis tristezas, miedos, amarguras e insatisfacciones.". AMÉN. GRACIAS.
ResponderBorrar04 de Abril
ResponderBorrar"Te adoro Trinidad santísima, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Te adoro aunque mi mente no puede alcanzar tu misterio de amor. Te alabo y te bendigo Dios mío, y deseo entrar en esa maravillosa intimidad de tres Personas. Gloria, gloria, gloria. Toda la adoración de mi corazón se eleva a ti, Dios mío. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo, ahora y por toda la eternidad.
Ven Espíritu Santo. Te ruego que eleves mi corazón para adorar al Padre Dios, para descubrir con gratitud que él es el Padre de Jesús, pero que también es mi Padre. Te pido que me sostengas, Espíritu Santo, para que me quede en sus brazos paternos y me deje amar por él, reposando en su santa presencia.
Amén."
Sábado, 4 de Abril, 2020
ResponderBorrarLos cinco minutos del Espíritu Santo
Sábado, 4 de Abril, 2020
"Te adoro Trinidad santísima, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Te adoro aunque mi mente no puede alcanzar tu misterio de amor. Te alabo y te bendigo Dios mío, y deseo entrar en esa maravillosa intimidad de tres Personas. Gloria, gloria, gloria. Toda la adoración de mi corazón se eleva a ti, Dios mío. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo, ahora y por toda la eternidad.
Ven Espíritu Santo. Te ruego que eleves mi corazón para adorar al Padre Dios, para descubrir con gratitud que él es el Padre de Jesús, pero que también es mi Padre. Te pido que me sostengas, Espíritu Santo, para que me quede en sus brazos paternos y me deje amar por él, reposando en su santa presencia.
Amén."