La libertad es un sueño y un proyecto, es algo que debe ser
conquistado, alcanzado poco a poco con la gracia del Espíritu Santo.
Dice San Pablo que "donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad" (2 Corintios 3,17).
Santo Tomás de Aquino lo explicaba así:
"Cuanto más uno tiene la caridad tanto más tiene la libertad, porque
donde está el Espíritu del Señor está la libertad. Quien tiene la
perfecta caridad tiene en grado eminente la libertad" (2 Corintios,
3,17; Lect. 3).
¿Qué significa esto?
¿Qué significa esto?
Nosotros no tenemos
que comprar la amistad divina con nuestro buen comportamiento (Gálatas
2,21; 5,4). Porque esa amistad es infinitamente más grande que nuestras
fuerzas. Es un regalo. Además, en el fondo, aunque no cometamos ningún
pecado, no podemos liberarnos del egocentrismo del corazón con nuestras
propias fuerzas (1 Corintios 4,4-5). Por lo tanto, no es tan importante
el esfuerzo por cumplir cosas como el dejarse llevar por el Espíritu
Santo. Si él nos llena con su gracia, el corazón se reforma, y se nos
hace espontáneo hacer obras de amor; ya no hacemos las cosas buenas por
obligación, o para sentirnos importantes, sino porque surgen de modo
espontáneo del corazón transformado por el Espíritu. Es bello poder amar
así, libremente, bajo el impulso del Espíritu Santo.
“ Nosotros no tenemos que comprar la amistad divina con nuestro buen comportamiento (Gálatas 2,21; 5,4). Porque esa amistad es infinitamente más grande que nuestras fuerzas. Es un regalo. ”
ResponderBorrarEl Espíritu Santo ya es el mejor regalo que Jesús nos ha dejado sin nosotros merecerlo
ResponderBorrarGracias Señor Espíritu Santo. Amén.
ResponderBorrarSoy lelo Victorio El Espiritu Santo es mejor regalo.que Dios nos dejó Amén gracias
ResponderBorrarEl Espíritu Santo es el mejor regalo que nuestro Padre Dios nos ha dado. El Espíritu Santo es quien nos da los dones y karismas para que podamos llevar una vida llena de amor y compartirla con nuestro prójimo. Gracias Espíritu Divino. Amen.
ResponderBorrar"ya no hacemos las cosas buenas por obligación, o para sentirnos importantes, sino porque surgen de modo espontáneo del corazón transformado por el Espíritu. Es bello poder amar así, libremente, bajo el impulso del Espíritu Santo." AMÉN. GRACIAS.
ResponderBorrar"ya no hacemos las cosas buenas por obligación, o para sentirnos importantes, sino porque surgen de modo espontáneo del corazón transformado por el Espíritu. Es bello poder amar así, libremente, bajo el impulso del Espíritu Santo." AMÉN. GRACIAS.
ResponderBorrarAmen amen
ResponderBorrar
ResponderBorrarMartes, 7 de Abril, 2020
Mi libertad sin el Espíritu Santo es pura apariencia, porque él es la libertad plena. Donde está él presente hay vida, y si él se retira todo desaparece. Pero además, mientras más esté él presente con su gracia, con su impulso, con su amor, más libre soy. Porque él es pura libertad. Si no dejo que él me impulse, entonces me dejo impulsar por mis deseos, mis insatisfacciones, mi necesidad de poseer, y así cada vez necesito más cosas para sentirme bien, y nada me conforma.
Por eso, en lugar de ser libre, me vuelvo un triste esclavo de mis impulsos naturales, y me convierto en una veleta descontrolada que se mueve donde la lleva el viento. Termino perdiendo mi libertad. ¿Quién puede decir que tiene un corazón libre si está infectado y ahogado por los rencores, las tristezas, los deseos egoístas, el orgullo, y nunca se siente satisfecho, y va perdiendo la alegría en ese dolor de la insatisfacción? Mejor busquemos la libertad del Espíritu.
Gracias Kike
ResponderBorrarMartes, 7 de Abril, 2020
ResponderBorrarLos cinco minutos del Espíritu Santo
Martes, 7 de Abril, 2020
Mi libertad sin el Espíritu Santo es pura apariencia, porque él es la libertad plena. Donde está él presente hay vida, y si él se retira todo desaparece. Pero además, mientras más esté él presente con su gracia, con su impulso, con su amor, más libre soy. Porque él es pura libertad. Si no dejo que él me impulse, entonces me dejo impulsar por mis deseos, mis insatisfacciones, mi necesidad de poseer, y así cada vez necesito más cosas para sentirme bien, y nada me conforma.
Por eso, en lugar de ser libre, me vuelvo un triste esclavo de mis impulsos naturales, y me convierto en una veleta descontrolada que se mueve donde la lleva el viento. Termino perdiendo mi libertad. ¿Quién puede decir que tiene un corazón libre si está infectado y ahogado por los rencores, las tristezas, los deseos egoístas, el orgullo, y nunca se siente satisfecho, y va perdiendo la alegría en ese dolor de la insatisfacción? Mejor busquemos la libertad del Espíritu.