martes, 13 de junio de 2023

14 de junio


"Ven Espíritu Santo, a regalarme tu vida siempre nueva. Lléname del asombro de un niño para admirar el mundo y la vida. Que no me acostumbre a la vida, que me deje sorprender cada mañana. Porque detrás de cada cosa está tu amor, Dios mío. 
Ayúdame a reconocer que la rutina no existe, porque todo es nuevo cada día, porque siempre hay algo que está comenzando. En cada momento algo precioso está naciendo, y la vida vuelve a brotar por todas partes. 
Quiero aceptar los nuevos desafíos que me presentes, Espíritu Santo. Que pueda mirar siempre el horizonte con ilusión, esperanza y entusiasmo. Toma toda mi vida, Espíritu Santo, y llénala de la eterna novedad de tu amor. Que este día no pase en vano, y pueda descubrir el mensaje que hoy tienes para mi vida. 
Ven Espíritu Santo. 
Amén."


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

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12 comentarios:

  1. Desde Zaragoza muchas gracias

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  2. Hoy le pediremos al Espíritu Santo que nos yúde a reconocer que la rutina no existe, porque todo es nuevo cada día, porque siempre hay algo que está comenzando, y por eso en cada momento algo precioso está naciendo, y la vida vuelve a brotar por todas partes.

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  3. Ven Espíritu Santo, y haz que tenga fuerzas para poder con todos los retos del día dame ilusión para vivir y romper la rutina

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  4. Espiritu Santo de Dios...en tí encuentro la fortaleza para enfrentar tus designios para mi. Ten Misericordia con las angustias propias del ser humano. AMEN

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  5. Gracias Señor Espíritu Santo. Amén.

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  6. Ven, Espíritu Santo para que pueda mirar siempre el horizonte con ilusión, esperanza y entusiasmo.
    Ven! Que no me deje abatir por los problemas que no puedo resolver. Ayúdame, a dar palabras de aliento a quien lo necesita.
    Ilumina, a mi hermana, su hija y nieto a buscar soluciones correctas.
    Sana los corazones de toda mi familia.
    Gracias 🙏
    Gracias 🙏
    Gracias 🙏
    Amén 🙏

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  7. Espíritu Santo ven a sorprenderme cada día iluminado mi camino y sentir admiración n cada despertar agradeciendo todo lo que nos regalas la vida,salud gracia ,sabiduría ,paz fortaleza, nuestras finanzas y los alimentos que munca faltan en nuestra mesa, la protección divina ,coloco en tus manos mis peticiones el cupo de mi nieto en el colegio Juan ,las necesidades de mis amistades, la prosperidad financiera de mi familia a nuestro país Venezuela para que envíes gobernantes llenos de ti, a Yda para que sienta la unción transformándola y fortaleciendola en el amor de Maria Virgen madre y esposa con firmeza en amor Maternal hacia su hija y su esposo encediendo la llama de Amor inundandonos co no ese fuego sean concedidos mis deseos en el nombre del padre del hijo y el Espíritu Santo Amén Amén Amén

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  8. Hoy celebramos el nacimiento de Juan Bautista. En el Evangelio de San Lucas podemos ver cómo el Espíritu Santo obró en San Juan Bautista. Él lo fue preparando progresivamente para su misión.

    Su fortalecimiento se manifestará en el coraje de su predicación, que lo llevó a la muerte. Y su vida en el desierto muestra cómo toda su existencia estuvo siempre completamente orientada a Dios. Juan quiso ser siempre sólo de Dios, y el desierto era el símbolo de esa consagración. Alguien que fue consagrado ya en el seno de su madre por la acción del Espíritu (Lucas 1,15; 1,41) no podía resistir el deseo de entregarse por entero.

    Del desierto sale Juan el Bautista; allí había vivido su total entrega a Dios, y allí el Espíritu Santo lo fue preparando. El desierto en la Biblia es el lugar del encuentro con el Espíritu, porque no hay otras cosas que puedan distraer o encantar al hombre, y entonces allí puede escucharse la voz del Señor que habla al corazón. De hecho, el profeta Oseas presenta al desierto como el lugar de la seducción divina, donde Dios lleva a su pueblo para encontrarse con él a solas y así cautivarle el corazón (Oseas 2,16).

    En el desierto Juan había estado atento al Espíritu Santo, se había alimentado y enriquecido en el encuentro con él, había bebido palabras de sabiduría. Por eso, al salir del desierto podía comunicar lo que había recibido, el anuncio de la salvación. Juan salió del desierto y entregó la vida preparando el camino a Jesús. Esto sólo es posible por la acción del Espíritu.

    Por eso, en realidad, solamente la acción de la gracia puede sanar nuestro escepticismo y nuestro desaliento enfermizo, entrando en lo profundo de nuestras motivaciones y de nuestras energías, para que podamos cumplir la misión que se nos ha confiado hasta dejar la vida en esa entrega. De ahí que sea necesario invocar cada día la acción del Espíritu para que nos fortalezca interiormente, para que nos regale una vez más la energía, el arrojo, la alegría inagotable de cumplir lo que Dios en su amor nos ha encomendado.

    #VíctorManuelFernández #EditorialClaretiana

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  9. Hoy recordamos a San Agustín, y su conversión es un estímulo para que invoquemos al Espíritu Santo, y con su gracia tratemos de cambiar lo que haya que cambiar en nuestras vidas.

    La vanidad nos lleva a pensar que somos el centro del universo y que la vida no puede privarnos de ningún placer. Esa misma vanidad nos lleva a pretender tener a Dios a nuestro servicio, nos hace incapaces de entregar la vida, y finalmente nos hace probar el sabor amargo de la propia miseria y del propio vacío. Algo de eso le sucedía a Agustín. Y cuando Agustín estaba encaminado hacia la conversión, esas viejas experiencias seguían mostrando su falso atractivo y le sugerían que era imposible vivir sin ellas:

    "Lo que me retenía eran bagatelas de bagatelas, vanidades de vanidades, antiguas amigas mías que me sacudían la vestidura carnal diciéndome: '¿Así que nos vas a dejar? ¿Desde este momento te privarás de nosotras por toda la eternidad? ¿Nunca más te será lícito esto y aquello?' Y así ¡cuántas cosas no me sugerían Señor! Me sentía aún amarrado a ellas y lanzaba gemidos llenos de miseria: ¿Cuándo, cuándo acabaré de decidirme? ¿Lo voy a dejar siempre para mañana?" (Confesiones Libro VIII, Capítulos 11-12).

    Sin embargo, en Agustín triunfó la potencia del Espíritu Santo. Así pudo descubrir que no era la humana debilidad la que podía triunfar, sino el amor que derrama el Espíritu en esa fragilidad. Su conversión fue una experiencia maravillosa que cambió por completo su existencia. Es más, podemos oír a este hombre que lo probó todo, lamentándose por haber desgastado su vida pasada en los vicios y vanidades mundanas. Lo escuchamos quejándose por no haberse entregado antes: "¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva! ¡Tarde te amé!" (Confesiones Libro X, Capítulo 27).

    Es cierto que los condicionamientos que con frecuencia nos dominan impiden a la gracia manifestarse plenamente en todas las dimensiones de nuestra existencia. Pero el testimonio de Agustín nos muestra la eficacia de la gracia del Espíritu Santo. Esa misma eficacia puede realizarse con mayor plenitud en nuestras vidas si lo dejamos actuar, y le ofrecemos nuestra pequeña cooperación.

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  10. Ven Espíritu Santo. Tu amor me contiene y me eleva. Pero muchas veces las preocupaciones de la vida me tiran abajo, como si no tuviera tu amor. Y algunas veces me dejo llevar por la angustia cuando los problemas no son tan grandes. Dame un corazón más agradecido, para que pueda vivir con más optimismo, sin dejar que se me amargue el alma por las cosas que me pasan. Porque siempre, en medio de los problemas, hay muchos regalos de tu amor. Ayúdame a descubrirlos, Espíritu que sostienes mi vida. Ven Espíritu Santo, una vez más quiero dejar ante ti todo lo que me preocupa, y confiar en tu ayuda. Te entrego mi salud, mi hogar, mis tareas, mis proyectos. Quiero que te hagas presente en todos los momentos, que me protejas, y que lleves todo a un buen puerto. Y te agradezco, Espíritu de amor, por todo lo que me has dado. Por el aire, las personas que me ayudan y me alientan, el corazón que late, la sangre, la piel, las sensaciones agradables, y tantas simples cosas que llenan cada día de mi vida.
    Gracias, Espíritu Santo.
    Amén."

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