Me pregunto si en mi oración personal están realmente incorporadas las tres Personas de la Trinidad, si invoco al Espíritu y me dejo llevar por él hacia Jesús y hacia el Padre.
Puedo hacerlo así: Imaginar a Cristo y detenerme a contemplar la herida de su corazón. Reconocer el amor inmenso que se expresa en esa herida: "Me amó y se entregó por mí" (Gálatas 2,20). Así, le pido que desde ese corazón abierto derrame en mi vida el fuego del Espíritu Santo.
Imagino al Espíritu que brota para mí, y penetra en mí, desde el corazón de Jesús resucitado.
Luego, poco a poco, le entrego al Espíritu Santo todas las áreas de mi ser: mis pensamientos, mi cuerpo, mi imaginación, mis deseos, mis planes, etc. Pido que derrame su luz y su fuego purificador en todos los detalles de mi existencia y que me haga más parecido a Jesús en mis reacciones, palabras, actitudes, etc.
Después le pido la gracia de entrar con confianza en el corazón de Cristo para que allí se sanen todas mis heridas, se sacie mi necesidad de amor, se llenen de luz y de vida todas las cosas buenas que pueda haber en mí y se quemen todas las semillas del mal.
Sintiéndome profundamente unido a Jesús, digo la oración que Jesús nos enseñó, el Padrenuestro, tratando de expresarla con los mismos sentimientos que tiene Jesús hacia el Padre, y dejando que el Espíritu grite en mí "¡Padre!".
📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.
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Oración de meditación inspirada en la reflexión del 15 de marzo
“Espíritu Santo, te invoco para que me conduzcas hacia Jesús y hacia el Padre. Llévame a contemplar el corazón herido de Cristo, fuente infinita de amor, que se entregó por mí.
Desde esa herida sagrada, derrama en mi vida tu fuego purificador. Penetra en mi mente, en mi cuerpo, en mis deseos y pensamientos. Ilumina cada rincón de mi ser y hazme más semejante a Jesús en mis palabras y actitudes.
Te entrego mis heridas, mis miedos y mis sombras. Llena mi corazón con tu luz, sana lo que está roto y fortalece en mí todo lo bueno que proviene de Dios.
Confiado en tu amor, Espíritu Santo, me uno a Cristo y elevo mi voz al Padre, dejando que en mí resuene el clamor de su Hijo: ¡Padre nuestro!
Amén.”
Amén
ResponderBorrarVen Espíritu Santo a mi corazón… en Tí confío.
ResponderBorrarAmén. 🙏