A veces nos sentimos poca cosa, no nos
valoramos a nosotros mismos, y queremos hacernos grandes sólo con
nuestras fuerzas. Pero lo importante es buscar la luz del Espíritu Santo
para descubrir qué quiere hacer él en nuestras vidas, y luego cooperar
con nuestra oración y nuestra entrega para que él pueda hacernos crecer.
Para
darnos cuenta de eso, es importante contemplar la vida del santo que
hoy celebramos. El Cura de Ars es un reflejo de Jesús como buen pastor
de su pueblo. Él sentía admiración por los sacerdotes que ejercían con
heroísmo su ministerio en una época de persecución, y quiso ser cura.
Después
de muchos problemas, logró ingresar al seminario a los veinte años, y a
pesar de sus dificultades intelectuales finalmente recibió la
ordenación. Poco valorado, lo designaron párroco de una pequeña (250
habitantes) y pobre población. Era el pueblo de Ars, donde vivió hasta
su muerte. Se entregó por entero a renovar la vida de ese pueblo. De
noche estudiaba y se preparaba. De día visitaba hogares y ayudaba a los
pobres. Poco a poco el pueblo fue tomando conciencia de que estaba
albergando a un gran santo, y los corazones se fueron ablandando.
Su
predicación simple, clara, pero ardiente y profunda al mismo tiempo,
atraía a personas de toda Europa que acudían a Ars para escucharlo y
consultarlo. Se calcula que lo buscaban unas 300 personas por día, por
lo cual dedicaba unas 16 horas diarias a confesar. Tenía un don de
consejo muy particular, y estaba dotado de notables carismas que le
permitían descubrir los males de los corazones para dirigirles la
exhortación más adecuada. Con su palabra y su ejemplo reformó en poco
tiempo las costumbres de su pueblo.
Pero recordemos que el santo
Cura de Ars tuvo problemas cuando se estaba formando, porque le costaba
mucho dar buenos exámenes, y los demás lo hacían sentir poca cosa. Sin
embargo, fue un gran sacerdote, y grandes personajes de la época iban a
su parroquia a escuchar su sabiduría. Esto sucedió porque él se dejó
llevar y transformar por el Espíritu Santo, que siempre hace maravillas.
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