Una persona espiritual, llena del
Espíritu, sabe compartir y busca la felicidad de los demás. No se aleja
de los otros, sino que sabe descubrir a Jesús en ellos. Hay personas que
se creen espirituales, pero en realidad están llenas de rencores y de
orgullo, o no son capaces de hacer feliz a nadie. Entonces, en realidad,
están lejos de Dios, porque nuestro amor al Dios invisible se
manifiesta en el trato con los hermanos visibles: "El que no ama al hermano que ve, no puede amar a Dios, a quien no ve" (1 Juan 4,20). Por eso San Pablo llamaba carnales a los que vivían en la envidia y la discordia (1 Corintios 3,3).
Mientras
los criterios de este mundo nos invitan a pensar en nosotros mismos, a
acomodarnos lo mejor posible, a desentendernos de los demás, a consumir,
a comprar, a no participar, el Espíritu Santo quiere impulsarnos
siempre a la unidad, a la participación, al encuentro. Su impulso divino
busca que todas las cosas y todas las personas se vayan armonizando en
una maravillosa unidad. Él es Amor que une personas. Por eso, en este
año somos llamados a integrarnos un poco más en la Iglesia, a quererla
más, a buscar nuevas maneras de sentirnos parte de ella.
//
ResponderBorrarEspiritu Santo
Ayúdanos a dominar lo físico y ser más espirituales para poder compartir con todos la alegría y la esperanza que nos has dado
Ayúdanos a buscar siempre la unidad , la participación y el encuentro con todos nuestros hermanos
Ayúdanos Espiritu Santo