En
esta solemnidad de la Epifanía del Señor celebramos que Jesús se ha
manifestado a nuestras vidas, que hemos podido conocerlo. Celebramos que
Jesús quiere hacerse conocer por todos los seres humanos para llenarlos
de su luz.
Pero toda la hermosura de Jesús es obra del Espíritu
Santo. Por eso, no podemos conocer a Jesús y admirarlo si no nos dejamos
iluminar y transformar por el Espíritu Santo.
El Espíritu llenó el corazón humano de Jesús desde su concepción, y conoce todos los secretos del corazón del Señor.
Pidámosle
al Espíritu Santo que nos ayude a conocer profundamente a Jesús para
amarlo con todo nuestro ser. Roguémosle también que nos haga cada vez
más parecidos a Jesús en nuestra forma de vivir y de actuar.
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