El Espíritu Santo actúa por todas
partes, y deja estelas de luz en la vida de la gente. Él no hace
acepción de personas. No le interesa si son negros o blancos,
inteligentes o no, famosos o ignorados, fuertes o débiles. Sólo le
interesa que son seres humanos, y en todos realiza su obra.
Por
eso, no pensemos que el Espíritu Santo está solamente en algunos seres
especiales, en los grandes sabios, en personas que saben expresarse o
que hablan de una forma muy agradable, o en aquellos que han estudiado
mucho y saben muchas cosas. El Espíritu Santo actúa en un ama de casa,
en un catequista, en un trabajador. Actúa tanto en un misionero como en
un monje, tanto en un niño como en un anciano. En todos logra dejar algo
bueno y lo hace de miles de maneras diferentes. Por eso no podemos
encasillarlo, y no podemos decir de qué forma actúa. Él actúa como
quiere, cuando quiere y donde quiere, y produce actos de bondad, de
generosidad y de entrega en todos los corazones.
Él puede derramar algo bello también en un gran pecador, más allá de sus miserias y de sus debilidades.
Es
bueno abrir los ojos y ampliar nuestra mente, para que no seamos
negativos, y podamos reconocer todas las pequeñas y grandes cosas que
hace el Espíritu Santo por todas partes.
Amen
ResponderBorrarLos leo todos los días, a la noche antes de dormir, o a la mañana apenas me levanto. Gracias por compartir estas reflexiones!
ResponderBorrar