Cerremos los ojos por un instante y dediquemos un momento de nuestro tiempo sólo al Espíritu Santo.
Digámosle
que nuestro tiempo es sólo para él y nada más que para él, porque él lo
merece más que nadie. Si dedicamos tanto tiempo a las cosas de este
mundo, es justo que haya un tiempo exclusivamente para él. ¿Por qué no?
Con
los ojos cerrados, sin prisa, sin ansiedades, sin nerviosismos,
tratemos de reconocer su presencia de amor. Dejemos que se vayan
aplacando todas las resistencias y temores, hasta que él pueda
apoderarse serenamente de nuestro interior. No se trata de hacer
esfuerzos, sino de dejarlo actuar a él. Él sabe como hacerlo; sólo hay
que dejar de ponerle obstáculos.
No hay que exigirle nada. Sólo
hay que permitirle por un instante que haga lo que él quiera, aunque
nosotros no entendamos, aunque nosotros no podamos descubrir ni
reconocer qué ha hecho en nuestro interior. Sin duda sólo él puede hacer
cosas buenas en nuestra intimidad escondida. Por eso, vale la pena
dejarlo actuar en el silencio.
Ven Espíritu Santo, que te necesitamos..
ResponderBorrarExiste una manera de adquirir las oraciones y reflexiones diarias como están en el librito de los 5 minutos?
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